"EL ERROR FUE DAR LA DEMOCRACIA POR SENTADA"

OPINIÓN

Entrevista a Elisa Trotta


Por Osvaldo Bazán

Pocos saben que Elisa Trotta es hija de un ex militante argentino del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el abogado Alberto Trotta que después de ser preso político a disposición del Poder Ejecutivo en la Argentina del 1975, se exilió en Venezuela. Egresada de la Universidad Central de Venezuela, realizó dos maestrías en Boston gracias a una beca del Programa Fulbright, llegó a Buenos Aires en 2011 y desde entonces tuvo una destacada actividad en defensa de los derechos de los venezolanos en la diáspora. En abril del ’19 la cancillería argentina le dio las credenciales que la acreditaban como “representante del presidente de la Asamblea Nacional y Presidente Encargado de Venezuela Juan Guaidó”. A menos de un mes de asumido el ¿gobierno? de la ex pareja de Fabiola, le retiró las credenciales.

Hoy es una testigo privilegiada de los acontecimientos sociales y políticos de ambos países. Por eso habla acá de similitudes y diferencias de los tristes procesos encarados por Argentina y Venezuela.

-¿Cómo está hoy la situación de Venezuela?

-La situación es terrible porque se viene acrecentando todo lo que ya sabemos.Hay una situación humanitaria compleja que sigue existiendo. Es el país con más desigualdad en el mundo, ves personas comiendo de la basura y otras con súper camionetas último modelo. Básicamente se vive en un régimen dictatorial y hay que decirlo con todas las letras, sin medias tintas. Es un régimen que sostiene una situación humanitaria compleja y siempre añadimos la palabra “compleja” porque significa que es una crisis humanitaria diseñada por el poder con una intención que desde mi punto de vista es clarísima: mantener a la población sometida, golpeada y básicamente controlada. Además, tenemos la crisis de migrantes que ya lleva 8 millones de personas y miles que salen todos los días. Hoy es la emigración más grande del mundo, sólo comparable con Ucrania y Siria. En Argentina solamente hay 250.000 venezolanos. Y además, claro, sobre todo, tenemos la violación de derechos humanos como política de estado y es algo que figura en todos los informes de Naciones Unidas. De hecho, se están llevando a cabo las audiencias en la Corte Penal Internacional y un dato terrible es que acaba de salir el embajador de Maduro citando al presidente Alberto Fernández para argumentar en la audiencia que en Venezuela no se han cometido delitos de lesa humanidad y que la investigación está politizada. Ésa es la situación actualmente en Venezuela, no hablamos de violaciones a los derechos humanos, hablamos de crímenes de lesa humanidad, un plan sistemático para reprimir desaparecer, asesinar, amedrentar y hostigar.El régimen está intentando reingresar al mercado, al mundo global. Se cerró hace unas semanas una mesa de negociación en Barbados, en donde se levantaron algunas sanciones por parte de Estados Unidos, pero hasta ahora el régimen no ha cumplido con casi ninguno de los compromisos.Es verdad que se liberó hace poco a cinco presos políticos, cosa que por supuesto nos satisface, pero quedan más de 300 políticos en las cárceles venezolanas.

-¿Cómo es que una sociedad sofisticada como era la venezolana hace 25 años llega a esto? ¿Tenés una respuesta?

-La respuesta más corta desde mi punto de vista es que el error fue que dimos la democracia por sentada y no valoramos las instituciones. Venezuela fue la democracia de mayor tiempo ininterrumpida de la región, 40 años. Albergó a muchísimos exiliados de dictaduras de distintas partes, pero evidentemente, lamentablemente esa democracia no pudo conjugarse con un bienestar social para todos. Venezuela era muy moderna, avanzada. La educación realmente llegaba, a veces hablo con mis amigos, con mi mamá que es profesora universitaria y todos coinciden: la forma de avanzar en su momento era la universidad, todas las personas de cualquier nivel socioeconómico progresaban a través de la universidad. Ese era el objetivo, y en ese sentido hubo muchos avances y fue muy democrático el proceso, pero desde el punto de vista económico por supuesto que no. No se cuidaron las instituciones democráticas. Hubo corrupción y lamentablemente cuando sucede lo que sucede con Chávez, ese caudillismo, esa forma de populismo, en donde hubo además apoyos importantes…no se pensó en lo que esto significaba para Venezuela. Creo que no creímos que nos iban a pasar la mayoría de las cosas que nos pasaron. Cuando nos comparaban con Cuba decíamos “no, nosotros no somos Cuba”. “En Cuba sí, pero acá no van a poder”.“No va a haber escasez, eso acá no va a pasar, no van a cerrar los medios de comunicación, eso no va a pasar”. Hubo una falta de entendimiento porque había habido 40 años de democracia, de los peligros que se corrían y de la necesidad de hacerle frente a ellos. Y bueno…la historia ya la conoces

-¿Ves las similitudes con Argentina?

-Yo veo las similitudes, sin lugar a dudas. Argentina parte de un estado que experimenta constantemente altibajos económicos, políticos, pero también veo que a partir del retorno de la democracia hace 40 años se ha mantenido una tradición democrática más o menos estable y que creo que hay una fortaleza en las instituciones democráticas que pasan por la participación ciudadana, el respeto por el estado de derecho…

-¿Eso no es como decir “a nosotros no nos va a pasar lo de Venezuela”?

-Totalmente, a eso iba. Hay que prender las alarmas con acciones muy claras que lleva adelante el kirchnerismo, porque también creo que hay que decirlo con todas las letras, contra la justicia. La justicia es uno de los primeros blancos a los que atacan; la primera tarea de los autoritarios es dinamitar la división de poderes. Y si bien hasta ahora no han podido hay que estar muy alertas. Un ejemplo claro es cómo se golpea o se trata a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Los líderes populistas utilizan el mensaje de odio, utilizan el mensaje de los culpables externos; la creación de enemigos que pueden ser internos o externos; le echan la culpa a los políticos, a los empresarios, a los académicos. Por eso te citaba el ejemplo de Buenos Aires, este discurso de odio y el ataque contra la ciudad autónoma es la creación de un enemigo. Reconozco rasgos similares entre Argentina y Venezuela en que las formas autoritarias y populistas buscan acallar voces incómodas; apelan a abstracciones con distintos términos. La calidad del sistema democrático tiene mucho que ver con la libertad de expresión y hoy estamos en un momento en que hay que defenderla más que nunca.

-¿Cuál fue el comportamiento de intelectuales y artistas en Venezuela, porque acá se ve una adhesión acrítica?

-Estamos hablando bueno de casi 25 años. Te diría que inicialmente hubo una adhesión por algunos intelectuales y artistas…siempre hago esta aclaración porque vengo de una casa que venía de la izquierda. Los verdaderos intelectuales de izquierda nunca apoyaron a Chávez, hablo de Teodoro Pekoff (N.de la R.: fundador del M.A.S. Movimiento al Socialismo) hacia abajo. El M.A.S. justamente se divide por eso, ninguno de los grandes nombres de la izquierda apoyó a Chávez, ni por ejemplo Américo Martín (N.de la R.: ex guerrillero, del ala izquierdista radical de Acción Democrática). Pero sí hubo inicialmente un apoyo a Chávez, incluso por miembros dueños de medios de comunicación, que rápidamente se dieron cuenta de que ese no era el camino.

-¿No hubo por parte del régimen una intención de cooptarlos, como acá hizo el peronismo con músicos, actores, artistas, intelectuales?

-Es una buena pregunta, me quedo pensando. Creo que inicialmente no. Una de las diferencias que veo con Argentina es que acá hubo cosas muy concretas con los cuales cooptaron: tomar por ejemplo el discurso de los derechos humanos. En Venezuela no veníamos de esa situación. No lo sé, creería que inicialmente no. Sin embargo, cuando uno lo ve en retrospectiva, la realidad es que Chávez no llegó al poder “por los pobres”, como ellos hacen creer. Llegó precisamente porque las élites venezolanas lo apoyaron, y eso incluye intelectuales y académicos, hasta artistas y medios de comunicación. En la campaña del ’98 tanto a Chávez como a la que era su esposa los entrevistaban en todos los programas de mayor rating en el país, y los vendían como ídolos y casi salvadores. Programas no sólo políticos sino también de espectáculos. Te diría que muy pocos (como Óscar Yanes), entrevistaron a Chávez de forma no complaciente. Los empresarios, además, mostraron un gran apoyo. Fueron pocos los que no se quisieron retratar con Chávez, recordando que, apenas seis años antes, había intentado un golpe de Estado y asesinar al presidente. Eso fue clave para que llegara a la presidencia; después se cooptaron a todas las personas que se cooptaron entre otras cosas porque se compraron realmente, con dinero, no sólo a las personas sino especialmente a los gobiernos de la región incluyendo Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, con dinero claramente. Y después ya pasamos a lo que estamos viviendo hoy que es la amenaza constante y la represión.

-¿Qué cosas podría haber hecho la oposición para frenar el proceso dictatorial y no pudo, no quiso, no supo hacer?

-Mira, creería que uno de los peores daños que tal vez nos hizo en su momento fue llamar a la abstención, y a no participar en las elecciones legislativas del año 2005 porque ahí nos quedamos sin ningún tipo de representación. Y el régimen básicamente lo que hizo fue sacar todas las leyes que te puedas imaginar. Cuando en el 2015 hubo una gran participación de unidad de parte de la oposición con una victoria más que contundente, el régimen entendió que no podía llevar adelante más elecciones libres y transparentes, eso ya no era una opción. El siguiente paso fue anular cualquier decisión que saliese del Congreso por parte del Tribunal Supremo de Justicia, que tenía todos los jueces nombrados por el régimen. Más allá de las peleas internas de la oposición, creo que ha sido muy duro poder mantenerse porque tener una oposición en un país con todas las amenazas que tienen los políticos, es muy difícil. Igualmente, a la hora final se logra un alineamiento y eso sucedió en el 2015. Ahora se ve en el proceso de primarias que ha sido un proceso importantísimo para el pueblo venezolano. Aspiro a que todos apuntemos el año que viene, aunque falta un recorrido importante, a apoyar a la candidata única. No es fácil con las trabas de una dictadura que es inhabilitar, reprimir, encarcelar, etc. etc.. Pero inicialmente creo que con el tiempo logró recuperarse el valor del voto. Lo vimos en estas últimas primarias donde dos millones y medio de personas votaron en un proceso autogestionado, donde la gente salió a votar a pesar de las amenazas del régimen. Los venezolanos que hoy tienen la posibilidad de votar en Argentina lo hacen con mucha emoción y responsabilidad porque nos acostumbramos que votar no era elegir y aquí tenemos la posibilidad de votar y elegir.

-¿Como es el estado general de los venezolanos en Argentina?

-Primero quiero decir algo que para mí es importante: Argentina es el país que mejor recibe a los venezolanos; en la región sin dudas y a nivel mundial debe estar en el top 3 si no es el número uno y tiene que ver con la calidad de su gente, que desde la Constitución hay un llamado a acoger a los emigrantes. Eso lo ves constantemente en el trato que se tiene hacia los venezolanos. En general la migración que ha llegado a la Argentina

está medianamente preparada, no es una migración que ha cruzado la frontera; viene con algunas herramientas adicionales que le permiten desenvolverse laboralmente muchas veces en trabajos que no te sustentan económicamente pero eso les pasa a todos.

-Lo hacemos para que se sientan argentinos.

-(Risas) Sí, claro. Es una migración que está muy bien conceptuada y la gente se siente muy bien acogida, muy contenta pero los fantasmas del chavismo aparecen constantemente. Desde el punto de vista económico, sin lugar a dudas; pero es una comunidad que está asentada, que se desarrolla, que creo que como todos los migrantes no solo vienen a procurarse una mejor vida sino a aportar a la sociedad que los recibe, que está muy agradecida pero que sí hay como un miedo constante desde el punto de vista político y una frustración desde el punto de vista económico

–¿Se arrepintieron muchos venezolanos de haber venido a la Argentina?

-No, no conozco a nadie que se haya arrepentido. Sí te dicen de una manera muy sentida “buscaré emigrar a otro lado, por la cuestión económica” y sí conozco gente que ha venido que antes estuvo en Colombia o Ecuador o Perú y el cambio hacia la Argentina ha sido muy, muy positivo. Nadie se arrepiente.

-¿Qué obstáculos tienen los migrantes venezolanos, más allá de los que también tenemos los argentinos?

-Hay algo que lamentablemente tiene que ver con el gobierno de Alberto Fernández. Durante el gobierno anterior se había logrado obtener ciertas flexibilizaciones desde el punto de vista de trámites migratorios, entendiendo que los venezolanos que salen de Venezuela lo hacen porque hay una crisis humanitaria compleja y una crisis política. Esa flexibilización terminó cuando dieron de baja la resolución 520 del Ministerio del Interior

-¿Qué decía esa resolución?

-Lo hicieron varios países. Entre otras cosas permitía que los venezolanos pudiesen entrar con el pasaporte vencido hasta 5 años y tramitar sus papeles acá, porque hay una negación específica de parte del régimen a entregar los papeles; que los menores pudieran sacar su documento sin que la partida de nacimiento estuviera apostillada, que en realidad es una resolución que se copió de una que se había sacado en el 2015cuando fue la crisis migratoria Siria, momento en el cualArgentina desarrolló todo un protocolo y vinieron pocas personas. Esa resolución la anuló el gobierno de Fernández. Después estaba lo que tenía que ver con homologación de títulos profesionales. Entre Venezuela y Argentina no hay convenio, pero durante el gobierno de Mauricio Macri se logró tanto con el ministerio de educación como la dirección de migraciones, avanzar con la homologación de títulos. Eso además entendía la falta de profesionales en algunos puntos del país, entonces te encuentras con médicos venezolanos en un pueblito en el norte argentino o en el sur, muy contentos y muy bien recibidos por la comunidad del lugar. Todo eso se terminó. Con palabras claras le dijeron a varios presidentes de las asociaciones profesionales “ustedes acá no van a seguir teniendo tratamiento vip” y algo muy grave que sacó CADAL (Centro para la Apertura y Desarrollo de América Latina) es que Argentina no está cumpliendo con los protocolos internacionales y no le está dando asilo o refugio a los venezolanos que lo piden. No los niega, pero no los da. Hay una lista de 4000 personas esperando.

-Han pedido asilo político en la Argentina por la situación en Venezuela y Argentina no se los da porque eso sería reconocer la situación de Venezuela

-Exactamente porque el gobierno argentino no reconoce a los venezolanos como refugiados

–¿Qué le dirías al argentino que dice estamos yendo hacia Venezuela?

-Creo que hay que tener mucho cuidado. Es más fácil cuidar la democracia cuando se tiene que recuperarla cuando se perdió y eso es una responsabilidad definitivamente de todos. Hay que estar alertas. Si bien la historia de cada país es distinta y creo que Argentina forjó su democracia a sangre y fuego, me parece importante entender cuál es el rol de las instituciones. Eso se lo digo a los argentinos y sobre todo a la dirigencia política que tienen que transmitir esto a los ciudadanos, porque cuando ves la situación económica tú dices “bueno pero la gente evidentemente es una de las pocas cosas que está pendiente”. Sí, pero creo que detrás de eso hay una intencionalidad política. Cuando te hablan del consejo de la magistratura y no llegas a fin de mes, no es fácil para cualquier persona, uno tiene que leer, buscar, ver programas y la gente se abstrae políticamente porque está agobiada.

-¿Qué futuro ves en Argentina?

-En este momento todo es muy grave; no hay ningún aspecto que no esté afectado por la crisis: la economía a, la política, la parte institucional, y lo que ha sido el accionar del gobierno o el no accionar. A pocos días de las elecciones es difícil para muchos no encontrar representación en los candidatos, pero definitivamente creo que hay que apostar a un cambio. Del resto es mantener a las personas que nos han hundido en esta crisis que se puede profundizar mucho más y que puede mantener un gobierno por muchos otros años, porque hay que entender quiénes son los aliados internacionales que actualmente tiene el kirchnerismo. Es muy difícil para mí decirte esto, lo he pensado y re pensado pero creo que hay que apostar a un cambio que tiene que estar acompañado por la ciudadanía y la dirigencia política para lo bueno y para saber poner límites a lo que no estamos de acuerdo. Es un momento de necesidad de responsabilizar y compartir todos el futuro del país.

-¿Se suicidan las sociedades, los países?

-Diría que no se suicidan porque eso implicaría que han muerto y no creo ni que las sociedades ni los países mueran. Creo que sí ocurre muchas veces que se autocondenan con decisiones erradas. Elegir a Hugo Chávez fue una decisión claramente errada. Seis años antes de que lo eligieran intentó asesinar al presidente democrático, a Carlos Andrés Pérez, y tomar el poder por la fuerza. En ese sentido hablamos de un tipo de la academia militar que ya era fanático de Fidel Castro. Mintió mucho, decía que era de centro, que era humanista, que iba a hacer un gobierno amplio, pero antes de que fuese elegido sus acciones estaban ahí. En ese momento 3 millones de personas lo eligieron y decidieron no ver las señales. Las sociedades que todavía viven en democracia deben saber que la democracia no está asegurada jamás y que en estos tiempos no son los golpes de estado los que terminan con las democracias, la libertades, sino aquellos que se disfrazan de demócratas y con ellos hay que tener muchísimo cuidado.

(El Sol)

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