EL FENÓMENO DE LA NIÑA

EDITORIAL

Incidió en el campo debido a las variaciones del clima que perjudicaron a la producción agrícola

Por Walter R. Quinteros

Conversemos, hablemos sobre el tema del fenómeno de La Niña. Y de algunos ineficaces en el tema.

Sabemos que la fuerte sequía que afecta a gran parte del territorio nacional continúa generando estragos en el campo argentino. Y en la previsión de exportaciones provenientes del sector. 

El consultor y presidente de la Cámara Internacional de Comercio en Argentina (ICC), Marcelo Elizondo, le señala al sitio Infobae que la merma en los despachos en el exterior podrían situarse en torno a los USD 15.000 millones, lo que convertiría a esta caída “en la mayor de toda la historia”.

Si bien Elizondo suma otros motivos que también provocarían un descenso en los embarques, como un menor crecimiento del comercio internacional y precios internacionales de los commodities por debajo de lo registrado en 2022, la sequía se erige como la principal razón que explica el derrumbe, que superaría con creces a los anteriores desplomes.

“La caída de las exportaciones argentinas en 2023 computadas nominalmente en moneda internacional será probablemente la mayor de los últimos 30 años. Y la mayor en toda la historia”, aseveró Elizondo.

Se prevé una caída importante en la actual campaña de soja, ante un contexto de ausencia de precipitaciones.  Concluyó el especialista.

¿Qué es el fenómeno de la Niña?

El fenómeno de la Niña consiste en un descenso de la temperatura del agua de la superficie del Pacífico ecuatorial.

Esto indudablemente, tiene efectos sobre el clima en Sudamérica que varían en la intensidad y prolongación del fenómeno.

Es decir que que la inestabilidad del clima es quizás la palabra que mejor resuma los efectos de la Niña.

Es entonces que se producen cambios en el comportamiento de los vientos y estos alteran la humedad atmosférica en nuestro país, reduciendo las precipitaciones.

Dicho esto, ahora sabemos que este fenómeno sucede desde tiempos inmemorables.

Alguien —bien pago en su sueldo—, debió estar atento y debió tomar registro de la prolongación de cada periodo de sequía que se registra en el país.

Porque este descenso de la temperatura de las aguas superficiales del Océano Pacífico sucede con una periodicidad que varía entre dos y siete años.

Hay que estar atento.

Hay que guardar dinero para destinarlo a que la rueda de la producción del campo no se pare.

Hay que monitorear las marcas de las temperaturas en el Océano Pacífico central y oriental.

Hay que estar atentos a la disminución de los vientos del este. Y controlar el incremento de los vientos del oeste.

Parece que este gobierno no sabía que el promedio de temperatura de la superficie de las aguas en el Pacífico ecuatorial marcó por debajo de lo habitual.

Parece que nadie sabía si esas anomalías, empezaron en otoño o en verano.

Parece que nadie se dio cuenta que la disminución de la pluviosidad comenzó en octubre.

Ni que hubo alteraciones en el comportamiento de las temperaturas.

O si, y se hicieron los tontos y continuaron con las retenciones al campo que llegaron a un 60% de la producción.

Pero resulta que la intensificación de la sequía afectó la disponibilidad de agua en el suelo para los cultivos.

Bueno, lo que quería decirles es que ya sabemos las razones por las que se da este fenómeno de la Niña y, que creo, ya es momento de conocer los efectos que produce en el campo argentino. 

La disminución de humedad en los suelos de la zona norte del país reducirá el área de siembra de girasol. 

En el caso del trigo, la producción proyectada será menor que la campaña 2021/22.

El maíz presenta una previsión de siembra reducida en 400.000 hectáreas.

La condición hídrica fue de regular a seca y afectó la implantación de soja a nivel nacional.

El fenómeno de La Niña persistirá hasta este otoño, se cree.

Que los productores tendrán que implementar buenas prácticas agrícolas que le permitan contrarrestar los efectos negativos. 

Y que deberán emplear tecnología para mantener los cultivos en buenas condiciones.

Pero no. Les aumentaron las retenciones. 

Y nuestros políticos se sacan fotos con los productores y con tractores ajenos diciendo que "estuvimos presentes". Impresentables.

Ante este escenario, alguien desde el gobierno y junto a los productores, debe elaborar un plan estratégico que permita sortear los obstáculos y limitaciones que presenta este fenómeno. No meterles la mano al bolsillo, como acostumbran desde su lamentable populismo.

Para que el país no vuelva a perder otros 15.000 millones de dólares.

Buen dinerillo hemos perdido, por no estudiar a La Niña, y hacer estupideces.

(© Walter R. Quinteros / LA GACETA LIBERAL)


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