OPINIÓN
Pero se usa como pantalla del caos
Por Rubén Lasagno
Cristina Fernández lo sabe. La pretensión de enjuiciar al máximo Tribunal de la nación es una utopía. No existen motivos justificados para hacerlo, pero aún si los hubiera, el gobierno no posee el número en el Congreso, para asegurar los 2/3 necesarios de ambas Cámaras y mucho menos, en Diputados.
La revuelta mediática que hace el kirchnerismo a través de sus medios, tanto a nivel nacional, lideradas por Página12, Ámbito, C5N, Télam, Radio Nacional y la televisión pública, más sus satélites pagos en las provincias, con un universo enorme de diarios, medios digitales, canales privados y radios (todos pautados), no pueden torcer la realidad, por más ojarasca que levanten con opiniones sesgadas o poniendo en boca de controvertidos actores sociales, sindicalistas, integrante de DDHH y cuanto cuatro de copas ande por allí, opiniones sobre la necesidad de enjuiciar a los jueces supremos, con argumentos de lo más lábiles y vacíos de contenidos.
Ellos lo saben. Entienden perfectamente que el ruido generado en Comisiones, donde el kirchnerismo es mayoría, presume a nivel social de una “batalla ganada” por quienes cumplen órdenes de la vicecondenada, pero todo es ficticio.
La oposición ya ha dicho explícitamente que no dará quórum hasta tanto no se baje esta ridícula pretensión de cambiar la Corte Suprema, solo porque a CFK le incomodan los fallos en su contra. Quiere decir que, aunque la izquierda paupérrima de este país, sea funcional al kirchnerismo (como siempre lo fue), la mayor oposición política, va a negarle el objetivo a los golpistas institucionales de la República instalados en la Casa Rosada y en el Congreso.
La vicecondenada y sus seguidores, solo aceptan la justicia que les falle a favor y los deje a resguardo de cualquier castigo, por la corrupción que es parte de si misma y de sus actos políticos permanentes. El modelo a imprimirle a la justicia federal, es el de Santa Cruz, donde luego de 32 años de kirchnerismo, no existe un solo ex gobernador, ex funcionario o funcionario provincial y/o municipal, procesado y mucho menos condenado por algún delito en la función pública, a pesar de las decenas de ellos que desde este mismo portal se han denunciado por años. Y como si esto fuera poco, hay concretas desobediencias de la provincia a la CSJ, especialmente en el fallo para la restitución del Procurador Sosa.
El modelo de justicia que más le sienta a Cristina Fernández y todo su séquito de seguidores ultracorruptos, es el de Santa Cruz, donde jueces, fiscales y hasta el Superior Tribunal (salvo algunas pocas excepciones) se dividen el poder judicial entre amigos, parientes y parientes de los amigos.
Pero las pretensiones de enjuiciar a la Corte Suprema de Justicia es un imposible que la vicecondenada lo tiene claro. Es un objetivo sin futuro, pero aún así, la pretensión del kirchnerismo es alargar lo más posible este ruido social y político, para ensuciar la campaña y evitar que los medios hablen de la real situación de un gobierno desbordado, inútil y fracasado, con una economía en la marginalidad, un país fuera del mundo y una Argentina que trepa a los primeros lugares en el ranking de pobreza e inflación.
También sabe el kirchnerismo, que las elecciones son un espacio perdido y no por otra cosa, los dirigentes piqueteros que se alimentan con las cajas públicas, luego de tomarse vacaciones, volvieron a generar los cortes brutales en Capital Federal, casi como un entrenamiento de lo que tienen previsto hacer, cuando la patota sindical y política, pierda el poder.
Así planteado el tema, no debe ser una preocupación de nadie el enjuiciamiento de los jueces de la CSJ. Los argentinos debemos preocuparnos y ocuparnos de quienes están destrozando un país, para arrastrarnos en esta arremetida pírrica contra el orden, la economía y las instituciones, lo cual nos puede costar definitivamente el futuro.
(© Rubén Lasagno / Agencia OPI Santa Cruz)
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