CULTURA
Un cuento de Fredric Brown y la ilustración de Milo Manara
Por LGL / Cultura
Érase una vez que vivía en Francia un próspero aunque ligeramente envejecido joyero llamado Hans Carvel. Además de ser un hombre estudioso y entendido, resultaba un hombre admirable. Y un hombre al que le gustaban las mujeres, pero que, por unas razones u otras, y aunque no llevase una vida de célibe, había conseguido permanecer como bachiller hasta aquel momento: bueno, digamos que su edad era de sesenta años y no mencionemos ya en qué dirección la había encauzado.
A aquella edad, se enamoró de la hija de un alguacil: una joven y hermosa muchacha, animada y vivaz, un plato capaz de saciar el apetito de un rey.
Y se casaron.
A las pocas semanas de aquel feliz matrimonio, Hans Carvel empezó a sospechar que su joven esposa, a quien amaba profundamente, era demasiado animada y demasiado vivaz. Y que todo cuanto era capaz de ofrecer a su esposa - además del dinero, cosa de la que disponía abundantemente - quizá no bastase para contentarla. ¿Quizá no?, se preguntaba. Seguro que no.
No sin falta de razón, empezó a cavilar, hasta que estuvo prácticamente seguro de que ella completaba su vida amorosa con algún -o posiblemente algunos- hombres más jóvenes que el.
El pensamiento fue abriéndose paso en su mente. De hecho, le condujo a un estado de distracción tal que las pesadillas le atenazaban casi todas las noches.
En uno de aquellos sueños, cierta noche, se encontró a sí mismo hablando con el Diablo, explicándole el dilema, y ofreciendo el tradicional precio por algo, cualquier cosa, que asegurase la fidelidad de su esposa.
En el sueño, el Diablo asentía amablemente y le decía a Hans:
-Te daré un anillo mágico. Lo encontrarás cuando despiertes. Mientras lleves el anillo, a tu esposa le resultará completamente imposible serte infiel sin tu conocimiento y consentimiento.
Y el Diablo se esfumó y Hans Carvel despertó.
Y encontró, efectivamente, un anillo y descubrió que lo que le dijo el Diablo era totalmente verdad.
Pero su joven esposa también se despertó y le dijo:
-Hans, cariño, no es para tu dedo. Eso no se pone ahí.
FIN
Autor: Fredric Brown (29 de octubre de 1906, Cincinnati - 11 de marzo de 1972) fue un escritor de ciencia ficción y misterio, más conocido por sus cuentos caracterizados por grandes dosis de humor y finales sorprendentes
(Fuentes: Dibujo de Milo Manara / Cuento publicado en bdigital.binal.ac.pa / Paul Atreides / Wikipedia)
Comentarios
Publicar un comentario