LAS METÁFORAS DEL PERIODISMO. MUTACIONES Y DESAFÍOS

ENTREVISTAS 

Adriana Amado: "El desafío del periodismo es hacer interesante lo importante"


Por Candela Martín

En unas 300 páginas de su último libro "Las metáforas del periodismo. Mutaciones y desafíos" (Ampersand), Adriana Amado despliega un análisis minucioso del periodismo de hoy (y de ayer), sus mutaciones, las críticas de la audiencia y las exigencias del "deber ser" a los profesionales de los medios de comunicación.

La periodista, docente e investigadora, doctora en Ciencias Sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, magíster en Comunicación Institucional y Licenciada en Letras en la UBA; llega a Mendoza para presentar su último ensayo y aportar su mirada acerca de las tendencias de la comunicación.

Su llegada a la provincia contará con la presentación del libro y un seminario gratuito en la UNCuyo sobre "Medios y redes: usos colaborativos de información".

El Sol: ¿Con qué se encontrarán los lectores que se sumerjan en “Las metáforas del periodismo”?

Adriana Amado: Quise aportar argumentos nuevos a la discusión del periodismo. Toda la sociedad habla del periodismo porque está en la vida cotidiana, las noticias nos acompañan y hay muchas críticas que surgen de la discusión cotidiana que ya no tienen fundamento. Mi idea era aportar argumentos, no solo a los periodistas, sino a las personas que discuten sobre cómo el periodismo podría estar cumpliendo un rol más interesante en su vida. Enumero muchas metáforas que ya no tienen sentido. Hay gente que sigue diciendo “por qué es el cuarto poder”, “el periodismo debería investigar”.

Se sigue hablando del deber ser del periodismo y yo quise explicar por qué ya es imposible de ser cumplido, porque las condiciones cambiaron y porque nuestras prácticas informativas cambiaron. Aun así yo sigo amando al periodismo, a la gente que lo ejerce con entusiasmo y creo que hay un nuevo lugar en esta sociedad que ya cambió, que va a enaltecer el rol que tenía y a la vez va a dejar cada vez más atrás aquel periodismo vetusto y cargado de clichés que hoy ya no le interesa a nadie.

ES: Las redes se convirtieron en una de las principales fuentes de historias e información para los diarios. ¿Esto pone en peligro el rol del periodista?

AA: Las redes no son un peligro en sí mismas, pero sí demandan un nuevo rol para el periodista. El periodista siempre estuvo entrenado o condicionado a ser el productor de la información, y lo que las redes nos muestran es que la información puede estar en cualquier lado. La transcripción de las redes sí pone en riesgo al periodista porque lo pone en un papel pobre, porque es un vocero de lo que publicó en un tuit un funcionario. A la vez le da la oportunidad de tomar esa declaración, enriquecerla, probarla, verificarla, contrastarla y poner la información en un contexto mucho mayor. Hoy un periodista de provincia tiene el mismo acceso directo a las declaraciones de los funcionarios que los periodistas de Capital Federal, porque la mayoría elige las redes sociales para expresarse. Eso podría significar una oportunidad para que los medios de todos lados aporten voces diferentes.

ES: ¿Los medios nos convertimos en una suerte de “sommeliers de contenido”?

AA: Más que sommelier lo pensaba como curador, aquella persona que está pensando una exposición para un museo y está tratando de buscar lo mejor de todo el mundo, no solamente la declaración que le dice la persona de su comunidad.

Lo pensaba como curador de contenido porque hoy cualquiera está aportando información, a veces con una profundidad y especificidad que el periodismo no pudo alcanzar. El hecho de que haya institutos de investigación científica produciendo y divulgando información enriquece el ecosistema informativo y ayuda muchísimo al trabajo del periodista porque le saca el peso de nadar en profundidad porque ya lo está haciendo gente que sabe del tema. Eso obliga a mirar el contexto de una manera más compleja, no solamente mirando sus fuentes, sino desafiándose a encontrar otra información en otros lados.

ES: ¿Qué es la "uberización de la información"?

AA: Es el punto de contacto entre la gente que ofrece servicios y la gente que lo necesita casi sin intermediarios. Si eso funciona en el transporte y en los alojamientos también funciona en la información, lo vimos en la pandemia. Cuando se empezó a necesitar información con relación a las víctimas y los ministerios no las aportaban, uno podía buscarla en la universidad de Oxford o Johns Hopkins, y traerla al diario, no se necesitaba de la voz oficial que validaba la información.

Eso es un riesgo porque si hoy uno quiere seguir la guerra en Ucrania tenes mucho material en YouTube para ver la cobertura que está haciendo Europa Press o la Deutsche Welle y eso también desafía a los medios locales a capturar esa atención que hoy puede estar en cualquier medio del mundo. La oferta se multiplica y también la demanda se multiplica. Ahí el periodismo, especialmente el local, cobra un nuevo sentido, porque los medios internacionales probablemente no va a cubrir lo que ocurre en Mendoza, pero sí va a necesitar en algún momento que sea Mendoza la que le aporte alguna información de algún hecho que quiera cubrir, y ahí deja de funcionar la centralización que existió durante muchos años, con lo que se llamaba el periodismo nacional, porque hoy la gente no necesariamente consume los medios de su localidad, excepto para ciertas noticias. Entonces, se pone en valor el medio local y a la vez se lo articula en una oferta global.

ES: Hablas de periodismo mutante, como con el coronavirus, ¿Las mutaciones son desconocidas e impredecibles?

AA: El concepto de la mutación aplicado a los fenómenos sociales ya lo mencionó Alessandro Baricco en un texto de 2008, yo el libro lo escribí en la pandemia, pero obviamente la pandemia hizo más clara la metáfora de las mutaciones. La mutación es un pequeño cambio en el código genético que hace que el organismo siga siendo el mismo hasta que en un momento esa acumulación de pequeñas mutaciones lo transforman en otra cosa. No son impredecibles, pero sí son súbitas, es un poco lo que está pasando con el proceso de los medios.

Uno podría pensar que si aparecía un medio tardaba años en consolidar nuevas prácticas, y vemos que eso puede cambiar de un momento para el otro. De hecho, la digitalización durante la pandemia se aceleró a un ritmo que no teníamos pensado y cambió sustancialmente la forma en que la gente consume la información. Ahí es donde el periodismo no está a veces a la altura de esa celeridad, no porque no lo sepa, pero pareciera que hay ciertas estructuras editoriales o mandatos de prácticas periodísticas que le impiden reaccionar con la celeridad que exigen los cambios.

ES: ¿Crees que la “dieta informativa” mejora con las nuevas generaciones?

AA: Definitivamente, los jóvenes están más abiertos a cambiar de dietas. Por eso son las nuevas generaciones las que traen el veganismo a sus familias, o que plantean nuevos consumos, o que se animan a experimentar en comidas de países exóticos. Tiene que ver con la avidez y con que los millennials y los que le siguen ya tienen incorporadas las prácticas digitales desde muy chicos y lo viven de manera natural. Lo que sabemos de las generaciones más jóvenes es que leen más y más diverso, mucho más que las generaciones previas. De hecho, los últimos estudios que analizaron el consumo de noticias en la pandemia, muestra que los de menos de 40 años leen y escuchan más radio que los adultos mayores que ellos, por lo que consumen más medios tradicionales. Tienen una práctica de curadores natural. Un joven puede ver un meme y a partir de ahí interesarse por una noticia y después buscar cosas en YouTube y compartirlo por TikTok. Puede combinar estos cuatro platos con toda naturalidad y de manera muy rápida. El adulto se toma su tiempo, espera el programa de la noche a ver qué se dijo y raramente contrasta lo que estaba viendo con otra noticia en el celular.

ES: Si uno observa las noticias más leídas de los medios tradicionales en general son virales, chimentos o el desnudo de tal famoso/a ¿Hay cierto hartazgo de las noticias catástrofe, las peleas partidarias y los análisis políticos?

AA: Esa observación es la clave de muchas cosas. Si la gente está buscando la noticia clickbait es porque es la más interesante en un determinado momento, las noticias siguen poniendo como excluyente lo interesante con lo importante. Pareciera que las noticias importantes tienen que ser aburridas, siempre con las mismas declaraciones, las mismas fuentes. Hoy la competencia por la atención no es solamente de noticias con noticias. Hoy la noticia compite con el meme, con el desafío de tiktok, con un audio de WhatsApp. El periodismo se enriquecería si entendiera que el desafío es hacer interesante lo importante, no irse al clickbait porque eso tampoco retiene a las audiencias, eso es simplemente un indicador que la oferta en determinado momento era insustancial, entonces la atención se fue para lo que era más interesante en ese momento. Pero está demostrado que cuando lo importante se hace interesante, le gana a lo que es solo interesante.

(El Sol)

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