CRUZ DEL EJE: CELEBRA EL DÍA DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

 SOCIEDAD / LOCALES

Virgen del Carmen, patrona de Cruz del Eje, Cuyo, y generala del Ejército de los Andes


El 6 de enero de 1963 por decreto pontificio se declara a la Virgen del Carmen patrona principal de la ciudad de Cruz del Eje. 

El 18 de julio de 1965, ya creada la Diócesis de Cruz del Eje, con la asistencia del Cardenal Caggiano, se nombró a la Virgen del Carmen Patrona Principal de la Nueva Diócesis y coronada en la imagen procesional que se encuentra en la actual Catedral cruzdelejeña. 

La fiesta de la Beatísima se celebra todos los 16 de julio frente a la explanada de la Iglesia Catedral ante una multitud de fieles, de la ciudad y de la Diócesis de Cruz del Eje.

Origen

La advocación de Nuestra Señora del Carmen se origina en el Monte Carmelo (Israel), lugar donde según la tradición judeo-cristiana vivió el profeta Elías. Fue el 16 de julio de 1251, cuando la imagen de la Virgen del Carmen se le aparece al superior general de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (carmelitas), San Simón Stock, y le entrega un escapulario, prometiendo librar del castigo eterno a los que lo llevasen.

A partir de allí la devoción a la Virgen del Carmen se extendería por toda Europa y llegaría a América en el siglo XVI.

La Virgen del Carmen de Cuyo

La advocación mariana mendocina hace su aparición en el siglo XVIII, cuando Pedro de Núñez -caballero de gran fortuna y devoción, donó la imagen y todo lo necesario para el culto de la Virgen del Carmen-.

Esta imagen estuvo primero en el templo de los Padres Jesuitas pero en 1776, a raíz de la expulsión de la Orden, la imagen fue trasladada a la Basílica de San Francisco Solano, desde donde presidiría una de las más bellas jornadas de la historia de nuestra patria.

Patrona y generala del Ejército de los Andes

A partir del año 1814, San Martín hará de los pacíficos habitantes de Cuyo heroicos soldados forjadores de libertad y ellos necesitan una Madre que los ampare y de sentido a tanto sacrificio. Es de todos conocida la profunda devoción que el Libertador profesó a la Virgen y que lo hizo nombrarla generala del Ejército Libertador.

Tanta importancia dio al tema que lo decidió con su estado mayor: la devoción a la Virgen del Carmen estaba muy arraigada en Cuyo y casi todos los soldados llevaban su escapulario, eso sin dudas inclinó la balanza.

Es así que el 5 de enero de 1.817, San Martín le entrega su bastón de mando, la nombra generala, y hace bendecir también la Bandera de los Andes saludada por dianas y la banda con cajas y clarines, mientras rompía una salva de veintiún cañonazos, ante el ejército de gran gala y todo el pueblo de Mendoza.

Más tarde, después de sus triunfos, entregará definitivamente su bastón, esta vez en el silencio que acompaña a todo lo grande y dejando estas palabras:

“La protección que ha prestado al Ejército de los Andes su Patrona y Generala la Virgen del Carmen son demasiado visibles”.

Ambas reliquias, el bastón y la carta, se conservan hoy en el Camarín de la Virgen, en el templo de San Francisco, como mudos testigos de la parte que Ella tuvo en la grandeza de alma de nuestro Libertador. Siendo Generala del Ejército Argentino, junto a la banda, acompaña a la imagen nuestra bandera, como así también las banderas de Perú y Chile, al ser esta advocación Patrona de los dos países vecinos.

El Devocionario católico nos señala: 

Oración

¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmen! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro bendito Escapulario, miradme benignamente y cubridme con el manto de vuestra maternal protección. Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos. Asistidme en vida, consoladme cuando muera con vuestra amabilísima presencia, y presentadme a la augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro, para alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso. Amén.

Acción de Gracias y ofrecimiento

¡Oh Virgen Santa del Carmen! Jamás podremos corresponder dignamente a los favores y gracias que nos has hecho al darnos tu santo Escapulario. Acepta nuestro sencillo, pero hondamente sentido, agradecimiento y, ya que nada te podemos dar que sea digno de Ti y de tus mercedes, ofrecemos nuestro corazón, con todo su amor, y toda nuestra vida, que queremos emplear en el amor y servicio de tu Hijo Señor nuestro, y en propagar tu dulce devoción, procurando que todos nuestros hermanos en la fe, con los cuales la divina Providencia nos hace convivir y relacionar, estimen y agradezcan tu gran don, vistiendo el santo Escapulario, y que todos podamos vivir y morir en tu amor y devoción. Amen.

Oración para alcanzar su amor 

¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! Vos sois la criatura más noble, la más sublime, la más pura, más bella y más santa de todas. ¡Oh si todos os conocieran, Señora y Madre mía, si todos os amaran como Vos merecéis! Pero me consuelo porque tantas almas dichosas en el Cielo y en la tierra viven enamoradas de vuestra bondad y belleza. Y me alegro más porque Dios os ama a Vos sola más que a todos los hombres y ángeles juntos. Reina mía amabilísima, yo, miserable pecador, también os amo, pero os amo poco en comparación de lo que Vos merecéis; quiero, pues, un amor más grande y tierno hacia Vos, y esto Vos me lo habéis de alcanzar, ya que amaros a Vos y llevar vuestro Santo Escapulario es una señal de predestinación a la gloria, y una gracia que Dios no concede sino a los que eficazmente quiere salvar. Vos, pues, que todo lo alcanzáis de Dios, conseguidme esta gracia: que mi corazón arda en vuestro amor, conforme al afecto que Vos me mostráis; que os ame como verdadero hijo, ya que Vos me amáis con el amor más tierno de Madre, para que, uniéndome con Vos por el amor aquí en la tierra, no me separe de Vos después en la eternidad. Amén.

Oración a la beatísima Virgen del monte Carmelo 

¡Oh piadosísima Virgen! Vos, que nueve siglos antes de existir fuisteis vista en profecía por el siervo de Dios nuestro Padre San Elías, y venerada por sus hijos allá en el Carmelo... Vos, que en carne mortal os dignasteis visitarles y les dispensasteis celestiales consuelos... Vos, que vigiláis siempre por la virtuosa familia que tuvo por Superior a vuestro estimado hijo San Simón Stock, por Padres y reformadores a la Seráfica Virgen y mística Doctora Santa Teresa de Jesús y al esclarecido y extático San Juan de la Cruz, así como por una de sus dignísimas hijas a la ejemplar Esposa de Jesucristo Santa María Magdalena de Pazzis, vuestra devotísima sierva... Vos, que engalanasteis a dicha Orden con la estimable prenda del Santo Escapulario.., y, en fin, Vos, que de tantas maneras habéis demostrado vuestro cariñoso amor a los carmelitas y sus allegados, recibid benévola mi corazón ardiente de fervoroso entusiasmo hacia la más pura de las criaturas y la más candorosa de las madres. No permitáis, Señora, que el león rugiente asuste mi espíritu en el camino de la perfección, y haced que logre arribar a salvamento en la gloria, como lo habéis alcanzado de vuestro Divino Jesús para los que, invocándoos con fe e imitando vuestras virtudes, murieron píamente con vuestra enseña. Amén.

(La Gaceta Liberal)

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