NO HEMOS ESCUCHADO A STEPHEN HAWKING

OPINIÓN / CIENCIA

Surgirán virus cada vez más agresivos


Por Walter R. Quinteros

Stephen William Hawking había nacido en Oxford, el 8 de enero de 1942. Falleció en Cambridge, el 14 de marzo de 2018. ​Fue un físico teórico, astrofísico, cosmólogo y divulgador científico británico. Sus trabajos más importantes consistieron en aportar, junto con Roger Penrose, teoremas respecto a las singularidades espaciotemporales en el marco de la relatividad general y la predicción teórica de que los agujeros negros emitirían radiación,​ lo que se conoce hoy en día como radiación de Hawking. Una de las principales características de su personalidad fue su contribución al debate científico, a veces apostando públicamente con otros científicos. El caso más conocido es su participación en la discusión sobre la conservación de la información en los agujeros negros.

Como autor de libros divulgativos sobre ciencia alcanzó enormes éxitos de ventas, en los que discute sobre sus propias teorías y la cosmología en general, como Breve historia del tiempo: del Big Bang a los agujeros negros, de 1988, y que estuvo en la lista de bestsellers del The Sunday Times británico durante 237 semanas, Brevísima historia del tiempo, de 2005, en colaboración con Leonard Mlodinow, en la que trató de explicar de la manera más sencilla posible la Historia del Universo, motivo por el cual se le conoció como El historiador del tiempo o El historiador del universo, y El universo en una cáscara de nuez, de 2001.

En octubre de 2001 durante una entrevista concedida al periódico The Daily Tepegraph, Hawking aseguró que no sería una bomba atómica la que provocara el fin del mundo y dijo estar "más preocupado, a largo plazo, por la biología que por las armas nucleares”.

Esta predicción toma especial relevancia en tiempos de coronavirus. Según decía, podrían surgir nuevos virus cada vez más peligrosos que fueran mutando, que podrían acabar con los seres humanos.

En 2015, Hawking le dijo al diario El País de España que la supervivencia de la raza humana dependerá de su capacidad para encontrar nuevos hogares en otros lugares del universo, pues el riesgo de que un desastre destruya la Tierra es cada vez mayor.

Nos dejó un legado importante en la física y en la cosmología: sobre todo por sus trabajos relacionados con la Relatividad y los agujeros negros.

El portal Fayer Wayer recoge varias de sus predicciones:

La Inteligencia Artificial puede superar a los seres humanos

La Inteligencia Artificial será “crucial para el futuro de nuestra civilización y nuestra especie”. En 2014, se cita en la publicación, él indicaba que “podría significar el fin de la raza humana”.

También dijo que los robots podrían “llegar a tomar el control y rediseñar a sí mismos para derrotar a los humanos”, en una entrevista con la BBC ese año.

“Los humanos, que están limitados por la evolución biológica, no podrían competir y quedarían suprimidos”.

La Tierra, una bola de fuego

“Será el fin de la Tierra como planeta habitable (…) se convertirá en una bola de fuego chisporreante”, aseveró Hawking en una teleconferencia en Lisboa. Algo que ocurrirá dentro de 600 años debido al cambio climático.

Continuar con la búsqueda de nuevos lugares en el espacio

Esta era otra de sus conclusiones en el afán de extender la vida humana: buscar un nuevo hogar, sea desde otro planeta o, incluso, en otro sistema como Alfa Centauri.

Las pandemias y los seres humanos, según Stephen Hawking

El investigador dijo que pueden surgir virus cada vez más agresivos. Según Hawking, las nuevas mutaciones serán cada vez más difíciles de asimilar.

Las armas nucleares

Escribió en su libro "Pequeñas respuestas a grandes preguntas" que estaba preocupado por la posibilidad de una guerra nuclear, recoge Fayer Wayer

Cuidado con los extraterrestres

No hay que descartar una invasión alienígena. Hawking planteaba que la escasez de recursos podría llevar a los habitantes de un planeta a explorar y, luego, invadir, otro.

Nunca abandonar el progreso

Para el científico, el ser humano no debe abandonar el progreso, cuya premisa se centraba en conocer y asimilar los peligros, para luego controlarlos y hacernos más resistentes. 

Tenía 76 años cuando falleció.

(La Gaceta Liberal)

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