CONTRA LAS MENTIRAS DEL RELATO

CULTURA / HISTORIAS / ENTREVISTAS 

Nicolás Márquez vuelve a revisar los setenta con un nuevo libro 




Por Agustín De Beitía

Después de varios años, y tras su indagación sobre el marxismo cultural, el ensayista regresa con `La Guerra Civil Argentina', un volumen que complementa los tres anteriores dedicados al tema.

La convulsionada década del setenta en nuestro país sigue siendo una fuente inagotable de interés para los escritores. Hace más de quince años, Nicolás Márquez se probó en la escritura con un libro que salió a contestar la interpretación de lo sucedido impuesta por la izquierda, en el inicio de una segunda ola de revisionismo sobre la época. Hoy el prolífico ensayista vuelve a revisar ese trágico período con un nuevo libro titulado La guerra civil argentina. Los '70 que oculta la corrección política. Una obra que "comprende y complementa" las otras tres que el autor dedicó en sus inicios a este tema, en un volumen que pretende definitivo.

Márquez (Ramos Mejía, 1975) anticipa que en este libro "narra y documenta los hechos desafiando frontalmente la historieta institucionalizada, la cual insiste en mentir con la cifra de los 30.000 desaparecidos, ocultar los crímenes terroristas, satanizar a quienes los combatieron y canonizar a los guerrilleros que pretendieron llevar sus objetivos a sangre y fuego".

Su promesa es "desenmascarar a los vendedores de memoria" y refutar la versión oficial sobre lo sucedido, esa que "nos dice que jóvenes militantes de los derechos humanos fueron masacrados por militares genocidas, en el oscuro afán de acabar con una generación noble y altruista", cuando la realidad es que "Argentina vivió una Guerra Civil" iniciada por el terrorismo, cuya embestida llevó al gobierno peronista a responder con la Triple A y la desaparición de enemigos, antesala de lo que él llama "la revolución militar de marzo de 1976".

Márquez ya había escrito cuando tenía 29 años La otra parte de la verdad - La respuesta a los que han ocultado y deformado la verdad histórica sobre la década del 70 y el terrorismo (2004). A ese libro iniciático le seguirían en rápida sucesión La mentira oficial - El setentismo como política de Estado (2006) y El Vietman argentino - La guerrilla marxista en Tucumán (2008). 

El autor, que luego se dedicó a escribir sobre el Che Guevara, sobre distintos políticos izquierdistas de la región y sobre el marxismo cultural, considera que hoy, a los 45 años, es más maduro, que su pluma ha mejorado, que argumenta mejor y que también documenta mejor. "Por eso, si bien hace muchos años que no me dedicaba a eso, pensé que éste era el momento", señala sobre su nuevo libro de 300 páginas que le llevó dos años de investigación.

"Era bastante joven entonces", dice, al referirse a sus comienzos. "Fueron mis primeros libros. Y de hecho nunca los reedité. Porque siempre supe que podían ser mejorados y que tenía que escribir un libro definitivo", arguye.

TOMA DE POSICION­

"Antes me preocupaba mucho por argumentar una postura, por mostrar una toma de posición en cada renglón. No diría que eran textos de propaganda pero sí muy cargados de adjetivos. Hoy trato de ser más riguroso en la documentación, mucho más sereno en la narración, y trato de ser equilibrado en el análisis sobre lo que sucedió. Hubo errores y horrores de parte de la guerrilla, de la triple A y del gobierno militar", ejemplifica.

"El enfoque de este nuevo libro es que fue una guerra civil, entonces incorporo la guerra en Tucumán, algo de lo que sólo me había ocupado en un libro, pero no de manera integral. Incluyo además a la Triple A, a la que hasta ahora no le había prestado atención, e indago mucho en Montoneros y en el ERP, pero también en la represión militar, que todo el mundo pidió, aplaudió y nadie cuestionó, pero que tuvo visos absurdos. Porque tirar a un guerrillero al Río de la Plata es indefendible", señala.

"Que fue una guerra no lo digo yo. Lo dijeron Perón, Santucho, Firmenich y Videla. Las grandes cabezas protagónicas de aquella época reconocieron que fue una guerra. Lo decían todos los grandes diarios de la época. Cuarenta años después se quiere negar un hecho histórico, negar su naturaleza. Pero en la guerrilla había jerarquías, logística, inteligencia, combatientes, propagandistas, reclutadores", argumenta.

"No eran un campamento audaz. Eran estructuras que conformaban miles de combatientes, por no hablar de la cantidad de adherentes que sumaban. Y lo que querían era tomar el poder del Estado. No estaban pidiendo un plan social", insiste, para luego remarcar que "las nuevas generaciones no saben lo que pasó".

Tanto el carácter de guerra como el hecho de que el peronismo fue el primero en responderla son hechos que hoy se quieren ocultar. "El peronismo no solo fue el primero en responder esta guerra sino también el primero en iniciarla", aclara Márquez. "Porque Perón alentó a la guerrilla desde España y fue el primero en desatarla, con el Cordobazo, con la muerte de Aramburu."

"El peronismo tuvo su guerra interna y eso lo pongo de manifiesto. Se estaban tirando muertos entre sí. Entre la triple A, los sectores de la ortodoxia, los sectores de la UOM, contra la estructura de Montoneros, había una guerra", subraya.

"Montoneros tuvo entre 10 mil y 12 mil combatientes y el ERP, 7 mil. Ahí ya hay unos 20 mil, sin contar adherentes, logística y gente que podía colaborar de manera colateral. Con todo ese poder de fuego -y no había en toda América latina una guerrilla que tuviese esa estructura- ¿vamos a negarle el carácter de guerra?".

"Hay una frase que cito en el libro, de Martín Caparrós, que dice: los que perdimos la guerra escribimos el relato". Habla de guerra. Todos los guerrilleros emblemáticos hablan de guerra. Firmenich, Galimberti, Luis Mattini, Luis Labraña, Roberto Perdía. Yo recojo todos esos testimonios porque me encargo enfatizar ese aspecto para explicar el título del libro. Algunos después se hicieron los blanditos y se recostaron en los derechos humanos que ellos violaron y jamás les importaron", cuestiona.

El autor cree, precisamente, que porque se trató de "nuestra guerra civil", es que este tema no se agota.

"Si uno va a las librerías de España se sorprende con la cantidad de libros que hay dedicados a la guerra civil española. Es enorme la cantidad. Y eso que fue en los años 30", argumenta.

"Sé que hay muchos a los que les molesta que se hable de una guerra civil, pero hay tanto para estudiar: desde lo que fue la guerrilla hasta la Triple A o la revolución militar; desde las características del terrorismo urbano hasta la guerrilla rural o el caso del ERP. Es decir, es un período muy complejo", afirma.

"A eso se le suma -prosigue Márquez- la insistente propaganda y los negociados de los derechos humanos. Entonces, estamos revisando constantemente la historia. En el 2016 nos enteramos que los desaparecidos fueron 6.348, después de estar insistiendo en que el Estado nos brinde un número con un viso de seriedad".

"Entonces, hablar de la década del setenta es hablar de la actualidad. Sobre todo el kirchnerismo hizo de eso una bandera tremenda. El macrismo relativamente la mantuvo. Y después tengamos en cuenta que hay 3.000 presos. La cantidad de episodios que tienen que ver con esa época y con los cuales convivimos es enorme. Es un período no superado. Para un escritor es un tema apasionante. Siempre aparecen fuentes nuevas".

Sobre si hay mucho por investigar aún sobre esa época, Márquez responde que un historiador que él sigue de cerca, Enrique Díaz Araujo, ha contabilizado unos 700 libros a favor del terrorismo, unos 50 a favor de las Fuerzas Armadas y otros 50 neutros. "Solo con esos 800 libros uno tiene para entretenerse", comenta.

"En este nuevo libro consulté y leí 75 libros, sin contar fuentes complementarias como documentos y entrevistas que yo hice", explica. "Traté de hacerlo bien completo y documentar bien cada aspecto", añade.

Marquez deja de lado con este libro el tema de la ideología de género, que lo absorbió en los últimos años, tras la publicación de El libro negro de la nueva izquierda. Ideología de género o subversión cultural, un éxito que sorprendió tanto a él como a su coautor, Agustín Laje. "El libro, que se editó en 15 países de la región y en e-book se vendió por internet, a través de Amazon, lleva vendidos unos 200 mil ejemplares. Una cifra que no esperábamos", reconoce Márquez.

"A mí me habría resultado muy fácil hacer algo complementario y seguir con esta racha pero quedé saturado y además no escribo para eso. Tampoco escribí El libro negro de la nueva izquierda para eso. Hicimos mil ejemplares y no nos dimos cuenta de lo que estábamos gestando", dice el escritor, quien junto con Laje estuvo de gira con ese libro por toda América latina, España y llegó a Estados Unidos.

(La Prensa)

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