CRISIS MONETARIA

 POLÍTICA / ECONOMÍA

Guzmán y Pesce pagan cada vez más para atajar el dólar




Por Javier Álvarez

Desde que asumió el gobierno, la deuda pública creció en U$S 10.081 millones.

Y el Banco Central ya pagó más de $ 603 mil millones por los intereses de sus Leliq en el mismo período.

La paz cambiaria y evitar que el peso se devalúe abruptamente y no por goteo, como lo viene haciendo desde marzo, tienen un alto costo para la Argentina: una montaña de deuda pública que no para de crecer.

La escasez de divisas y la desconfianza en el peso presionan y el Gobierno intenta ir descomprimiendo con medidas de corto plazo. Pero el precio de aplicar esos mecanismos muestra resultados preocupantes.

Por un lado, el Banco Central va calibrando el circulante de dinero con sus pasivos remunerados: letras de liquidez y pases que inyecta a los bancos pagándoles una tasa.

El stock de Leliq creció un 104% en el último año, hasta los 1,6 billones de pesos; y el de los pases (venta de títulos públicos y compra a futuro, con tasa prefijada) escaló 304%, hasta los 849.274 millones de pesos.

En lo que va de 2020, el Central ya pagó 603 mil millones de pesos en intereses a los bancos. El economista Bruno Panighel dijo a La Voz que esa suma ponderada por el tipo de cambio de cada día equivale unos 8.689 millones de dólares.

Números odiosos

En la campaña 2019, el entonces candidato Alberto Fernández equiparaba lo que la conducción macrista del Central (Sturzenegger-Caputo-Sandleris) pagó por las Lebac y las Leliq con lo que por entonces valían las jubilaciones. Era un cotejo electoral dado que la mayoría de los bancos centrales tiene pasivos remunerados. Usando aquella “parábola albertista”, Pesce ya hubiera pagado 137 millones de jubilaciones mínimas. Con lo que Pesce pagó a los bancos por intereses de Leliq y de pases, se podrían haber pagado más de 248 millones de ingresos familiares de emergencia (IFE) de $ 10 mil, es decir, sostener durante 28 meses la asistencia a 8,9 millones de personas.

Panighel opinó que “no está mal” tener pasivos remunerados y, de hecho, Chile tiene más que Argentina en términos del PIB. “Es una política monetaria contractiva que permite regular la inflación siempre y cuando haya respaldo y otras variables macro en orden”, señaló.

El problema es que la inflación no baja de forma sostenida y el Estado paga tasas cada vez más altas. Y esto, según el economista, es por la dominancia fiscal. “Hoy el Tesoro tiene déficit y domina al Central haciéndolo emitir o distribuir las utilidades contables”, explicó.

En ese escenario, el Central emite pesos por un lado y los saca por el otro vía pasivos para que la inflación no se dispare. Desequilibrios tan grandes como los actuales son producto, opinó Panighel, de que Argentina tuvo déficit fiscal en el 88% de los últimos 60 años.

“En octubre, el mercado empezó a ver que se va a emitir mucho en 2021. La brecha y la expectativa de inflación se dispararon. Y el Gobierno subió las tasas. Pero no termina de saberse qué quiere hacer. Un acuerdo con el FMI, con metas largas, atenuará las expectativas. Pero no es la solución”, analizó.

El precio que paga Guzmán

El timón de la política económica está en manos hoy del ministro Martín Guzmán, quien, además de usar la emisión y las utilidades contables del Banco Central, apela al endeudamiento en el mercado privado.

En octubre, el stock de deuda creció en 961 millones de dólares y, desde que se inició el Gobierno, en 10.081 millones, por lo que llegó a los 333.146 millones de dólares. Y el año que viene, el pasivo seguirá en alza dado que se prevé un déficit fiscal de al menos 4,5% del PIB.

Guzmán viene interviniendo en el mercado con compra y venta de bonos para intentar domar las cotizaciones bursátiles del dólar: el MEP y el contado con liquidación. En la semana –ante el Senado–, dijo que por ello pagan tasas de 5,63% para el bono AL30 y de 7,18% para el AL35.

Guido Lorenzo, economista y analista, le dijo a La Voz: “Guzmán está tomando deuda al 17%. También se puede ver como que está vendiendo dólares al oficial, baratos. Canjea deuda en pesos por deuda en dólares. Va a contramano del discurso político”.

En el Presupuesto 2019 enmendado que rige en 2020, el Congreso aprobó operaciones de canje de títulos en pesos a títulos en dólares por hasta U$S 1.500 millones. “La tasa implícita en ningún caso alcanzó el 17%”, dijo Guzmán al Senado.

El mecanismo para establecer la relación de canje es por licitación. Y en esa puja, según Guzmán, hay mayoritariamente fondos que vinieron durante el macrismo para especular y ahora buscan salir, con lo que ejercen presión cambiaria.

Lorenzo señaló a este medio que, como los inversores quieren salir, cambian títulos en pesos por otros en moneda dura a relación del dólar blue. En el canje del AL30, por ejemplo, pagaron $ 5.805 por obtener una lámina de AL30 que valía U$S 36,95. Es un tipo de cambio de $ 157.

Así, el Gobierno emite nueva deuda que vale U$S 36,95 y por la cual tendrá que pagar U$S 100 cuando venza más intereses a lo largo de los próximos 10 años. “Esa tasa es incluso superior al 17% (YTM); a esa tasa se endeuda Guzmán”, afirmó Lorenzo.

Valuaciones y visiones

¿Entonces por qué Guzmán dice que es 5,63% para el canje con AL30? Lorenzo explica que el ministro toma los $ 5.805 y los divide por el tipo de cambio oficial, con lo que construye un “precio ficticio” para el bono de U$S 73,16.

“Sólo el ministro lo valúa así. Pero es un invento, una entelequia. Y sigue repartiendo bonos a inversores extranjeros al precio de mercado comprometiendo la sostenibilidad de la deuda”, alertó el economista.

Ante la consulta de La Voz, en Economía ratificaron lo dicho por Guzmán. Para los funcionarios, en los cálculos que hace todo el mercado hay un error porque se confunde lo que rinde un bono ahora con lo que va a pagar en términos efectivos el Estado en su vencimiento.

Lorenzo defendió su análisis y señaló que de hecho el stock de deuda en la gestión de Fernández y Guzmán aumentó a pesar de la reestructuración que se hizo de deuda en moneda dura, tanto en ley extranjera como en ley local.

Todo comenzó el 15 de septiembre. Pesce ajustó el cepo para frenar la sangría de reservas y la brecha se disparó. En paralelo, se aceleró la inflación. Fernández le pidió a Guzmán que tomara el control. Y él decidió darles salida a los fondos que querían irse.

Ahora, según Lorenzo, si llega a darse una devaluación abrupta, habrá más deuda por lo que está haciendo Guzmán y por los seis mil millones que tiene el Banco Central en futuros. “Este veranito tiene un alto costo y ya hay indicios de que viene una devaluación más fuerte”, agregó.

(La Voz)

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