LA "PUEBLADA" DE CRUZ DEL EJE

HISTORIAS /

La ciudad que se volvió pueblo

(Foto: La Tinta)


Autores: Mónica B. Gordillo Ana L. Natalucci 

Esta ponencia aparece como parte de un proyecto mayor que busca indagar los espacios permeables para la construcción de resistencias y formas de acción colectiva, como resultado de las políticas de ajuste, de corrimiento del Estado y de privatizaciones aplicadas a partir de 1989. En lo que se refiere al “caso” de Cruz del Eje, esta ciudad se había desarrollado a lo largo del siglo XX como el núcleo dinamizador de una región más vasta del noroeste cordobés ligada al tráfico ferroviario, como nudo de las líneas del FC Central Norte Argentino, del FC Central Córdoba y de la línea del FC. Argentino del Norte desde Laguna Paiva hacia el oeste - ramal Laguna Paiva- Chumbicha- pasando por Deán Funes y Cruz del Eje. 

Estos ramales eran los principales encargados de transportar la producción de Tucumán y del noroeste argentino hacia el interior y Buenos Aires y, también, las producciones minera y maderera locales y de la zona extendida a la que llegaba. En efecto, la región creció en forma complementaria al modelo agroexportador para abastecer un mercado interno en constante crecimiento como consecuencia del auge de ese mismo modelo. La intensidad del tráfico ferroviario llevó también a la instalación de otra importante fuente de trabajo en la ciudad, los Talleres del FC. Belgrano, cuya construcción se inició en 1890. La importancia estratégica de la zona y la facilidad del transporte favoreció el desarrollo de actividades propias de la región, como la explotación minera y la producción de olivo. En lo que se refiere a la primera, la especialización de la región fue en minerales no metalíferos, como materiales para construcción, destinados fundamentalmente también al mercado interno que, por lo tanto, se vieron especialmente favorecidos por las políticas industrialistas, de sustitución de importaciones y tendientes a desarrollar el mercado interno y las obras públicas. Como se podrá apreciar, el crecimiento de la región dependió desde su origen del Estado, ya sea como empresario a través del ferrocarril, o de sus políticas activadoras de la industria nacional y del mercado interno. En igual sentido, la provisión de servicios públicos en educación, salud, agua y energía ligados al desarrollo de la zona significaron también importantes fuentes de empleo dependientes de la actividad estatal. Este cuadro de situación permite explicar el fuerte impacto que tuvieron en la zona las políticas aplicadas en los ´90, que pasaremos luego a especificar. Sin embargo éstas aparecieron como la etapa final que remató definitivamente una larga agonía y proceso de declinación ya iniciados en 1978 cuando el 15 de mayo Martínez de Hoz decidió el cierre de los Talleres del FC. Belgrano. Efectivamente, la coherencia y continuidad hoy indiscutida entre los dos momentos históricos aparece claramente puesta de manifiesto en el “caso” de Cruz del Eje y permite explicar también las tempranas reacciones - si se lo compara con otras acciones desarrolladas en el país- que tuvieron lugar en esta ciudad donde se expresaron formas novedosas de acción colectiva. En efecto, en septiembre de 1994 se produjo una “pueblada” que dio visibilidad a la región, siendo ésta nuevamente sacudida por los “cortes de ruta” en mayo de 1997, como ejemplo de la difusión de nuevos repertorios ya constituidos para entonces. 

¿Por qué se dieron tempranamente estas acciones en Cruz del Eje? Una de nuestras hipótesis es que las mismas dieron cuenta de un proceso acumulativo de frustraciones que no pudieron expresarse abiertamente en su momento como demandas en la esfera pública, debiendo conjugarse oportunidades políticas favorables para enmarcar sus reivindicaciones dentro de un contexto generalizable que pudiera darles sentido. Esto nos lleva a la necesidad de analizar históricamente este proceso de decadencia teniendo en cuenta el sentido de “reparación histórica” que tuvieron las acciones allí emprendidas que permitieron construir colectivamente la representación de “injusticia”, necesaria para motorizar la acción colectiva. La observación anterior nos permite conjeturar también que los factores objetivos que actuaron negativamente sobre la región se conjugaron con tradiciones y experiencias previas de lucha – por ejemplo la mayoritaria participación en la huelga de cuarenta y cinco días en 1962 cuando Frondizi intentó privatizar los Talleres- de organización y de participación en diversas asociaciones representativas que habrían ofrecido las herramientas culturales para “enmarcar” la situación vivida en 1994 y que tuvieron un papel fundamental como vehículos movilizadores y espacios de sociabilidad desde donde interpretar su situación. 

Así el “caso” de Cruz del Eje en Córdoba aparece como un ejemplo paradigmático de la crisis de las economías regionales que empieza claramente a instalarse como cuestión en el espacio público hacia 1994, luego de la euforia inicial de los primeros años del Plan de Convertibilidad, pero –a la vez- se intentará una primera aproximación a la especificidad de la región considerando los condicionantes históricos que pueden haber incidido en el comportamiento de los actores. 

Como ya se ha señalado, Cruz del Eje aparecía como una de las principales ciudades de la región más vasta del Noroeste cordobés. Todavía en 1970 la Pedanía de Cruz del Eje era la única dentro del Departamento y de la zona ampliada de Ischilín, Minas y Pocho que presentaba una tasa de crecimiento positivo. 

En el mismo sentido, con sus 23.432 habitantes, era el principal centro urbano, superando a las ciudades de Villa Dolores y Deán Funes que posteriormente adquirirían mayor importancia.

En cuanto a la situación del sector industrial, el Departamento de Cruz del Eje era el que contaba en 1964 con el mayor número de establecimientos y de personal ocupado dentro de todo el NO (2.172 personas) registrando entre 1958 y 1964 una tasa anual acumulativa de crecimiento del 27,9%. 

Si además prestamos atención en ese mismo año a la especialización industrial por departamento, el de Cruz del Eje se destaca por su actividad de producción de material ferroviario (45,6%), ocupando el segundo lugar la de alimentos y bebidas (21,1%) y el tercero la de piedras, vidrios y cerámica (7,9%); a diferencia de todos los departamentos de la zona donde la producción de alimentos y bebidas ocupa el primer lugar.

Los análisis socioeconómicos efectuados a comienzos de los ´70, destacaban la importancia del sector de minería para toda la región y la incidencia que ésta podría tener en su potencial desarrollo, indicando para entonces un total de 1.043 minas. 

Dentro de ellas el Departamento de Cruz del Eje se especializaba en la producción de calizas, dolomitas, mármol, granito y arena, siendo la principal explotación la de Canteras El Sauce SA, en Quilpo Sud, pedanía San Marcos Sierras. En cuanto al mármol las principales minas productivas se encontraban en las localidades de Characato, Los Gigantes, Boca del Arroyo, Iguazú, Santa Sabina, La Calera de Candelaria, Mogote Azulejo, La Fronda, Candelaria, El Divisadero, El Plumerillo, El Sauce y San Marcos Sierra. La producción de granito, exclusiva de este departamento, se ubicaba en las zonas del Barrial y Candelaria y, con relación a la producción de arena, Cruz del Eje ocupaba el primer lugar. Esos mismos estudios demostraban la baja especialización industrial de la región del NO aunque señalaban que las áreas bajo riego de Cruz del Eje, Villa Dolores, Soto y Pichanas podían iniciar un proceso de integración industrial para la transformación de la producción fruti-hortícola y de ciertos cultivos industriales aptos para la zona como tabaco, menta, algodón, especies aromáticas y olivo. 

Para entonces el diagnóstico era optimista en las cabeceras de departamento: Cruz del Eje, Deán Funes y Villa Dolores, con una alta tasa de urbanización, con una emigración neta en el período intercensal de 1960-1970 relativamente baja (encontrándose entre los seis departamentos de más baja emigración neta) y se ubicaba entre los cuatro departamentos con más escuelas primarias provinciales de primera categoría y entre las seis con más escuelas de segunda categoría, así como entre los cinco departamentos con mayor número de establecimientos sanitarios.  

Para dimensionar la importancia de la actividad ferroviaria para la ciudad se puede destacar que, en su época de mayor desarrollo, de ésta dependían cerca de 3.000 agentes ferroviarios. Con Frondizi, a comienzos de los ´60, se comenzó a implementar una política de clausura y levantamiento de estaciones y ramales; fue justamente en ese momento cuando en 1962 se intentó cerrar los Talleres lo que fue impedido por la huelga ya señalada. Sin embargo, a partir de 1963 comenzó una reducción del plantel quedando reducido a 1.063 agentes. La concreción del proyecto racionalizador recién tomará nuevo impulso entre 1977 y 1979 cuando el gobierno dispuso la clausura de cerca de 6.000 km de vías, sumándose a los 2.500 clausurados durante el gobierno de Onganía. 

Fue para entonces que sobrevino en 1978 el cierre de los Talleres en Cruz del Eje, pasando a quedar entonces reducido el plantel ferroviario a sólo 432 agentes; para 1985 su número llegaba a 300 agentes y en 1990 a sólo 150 personas. 

Según la misma fuente, específicamente en los talleres, trabajaban en 1963 338 obreros, en 1968 480; en 1978 47 y en 1985 sólo 4 cuya misión consistía en el cuidado y mantenimiento de los restos existentes.  

La actividad de esta estación resulta coherente si se consideran los datos de la producción minera del Departamento Cruz del Eje para el período 1980/1982, que registra un volumen de más de 650.853 toneladas sólo en producción de calizas, mármol, mármol bloques y mármol bochones. 

Aunque la contrastación de esta información muestra también que ya para entonces la mayor parte de la producción no se transportaría en ferrocarril sino en camiones. 

Veremos ahora datos relativos a la dinámica poblacional de la región. Contrariamente al comportamiento del departamento en el período intercensal anterior, la tasa de crecimiento entre 1970 y 1980 no siguió una tasa negativa sino que fue del 2,3%, correspondiéndole a la ciudad de Cruz del Eje con sus 23.473 habitantes el 50,05% del total departamental. 

Al iniciarse la década de 1990, los datos sobre ocupación en Cruz del Eje no son todavía muy alarmantes. Sobre una población mayor de 14 años que alcanza los 18.992 habitantes, el 50,4% es población económicamente activa y el total ocupado representa el 47,3% distribuido de la siguiente manera: obreros o empleados 30,7%; trabajadores cuenta propia 13,6% y trabajo familiar s/remuneración 2,8%. Valores similares se repiten en las localidades de Villa de Soto y Serrezuela, que son las únicas consignadas dentro del Departamento por registrarse sólo las que cuentan con más de 2000 habitantes. 

Sin embargo, para 1994 la información –aunque sólo referida a la industria- muestra ya la caída en las cifras tanto con respecto a la cantidad de establecimientos como al personal ocupado. Las consecuencias del paulatino deterioro de la región parecen, sin embargo, haber sido compensadas a partir de los sucesivos gobiernos democráticos de la década del ´80 por políticas asistencialistas y por la presencia que el Estado tanto provincial como nacional siguió teniendo en sectores claves como educación, salud y vivienda. Esto se advierte claramente si se comparan los datos de 1980 y de 1991 referidos a indicadores de necesidades básicas insatisfechas. 

La situación cambiaría radicalmente a partir de las políticas de ajuste implementadas por el menemismo que, aunque demoradas en algunas provincias como la de Córdoba, comenzarán sin embargo a impactar negativamente hacia fines de 1994. 

Con relación a la experiencia de participación en organizaciones de tipo asociativo o cooperativo, un estudio realizado en 1978 muestra que era importante en lo relativo a cooperativas y que los pobladores mostraban una actitud muy favorable hacia ellas, bastante circunscripta sin embargo a la ciudad de Cruz del Eje. De los entrevistados en esa ciudad, el 90% creía que las cooperativas podían ayudar a resolver los problemas de la zona. 

En ese momento se destacaba la necesidad de cooperativas de producción agropecuarias, algodoneras, de servicios y de consumo. Entre las existentes para esa época sobresalían la “Cooperativa de Producción y Consumo La Regional Agropecuaria y Tambera Limitada, Cruz del Eje”, que contaba con 900 productores y tenía como funciones la de la comercialización de la producción, asistencia general a los productores, ayuda económica, venta de insumos agropecuarios y de consumo general; en la actualidad sigue funcionando con dos establecimientos de atención al público. También la “Cooperativa de Personal del Ferrocarril del Estado Limitada ( sucursal 4) Cruz del Eje” que lo era de consumo. 

Si consideramos las actitudes prevalecientes en la zona en un estudio efectuado en 1978 llama la atención que, a pesar de la situación crítica que estaba viviendo la ciudad por el desmantelamiento de una de sus principales fuentes de trabajo, todavía existía una representación positiva del futuro, creyendo que se podía progresar, siempre y cuando se superaran los que advertían como principales problemas: falta de fuentes de trabajo como dato objetivo pero, también con igual importancia, falta de organización de la gente y falta de unión. 

En general se concebía que esas soluciones debían estar basadas en la autodeterminación. Un registro de 1980 muestra la permanencia de las asociaciones señaladas y también la existencia de otras como la “Cooperativa de Trabajos Tejidos Cruz del Eje Ltda.”, la “Cooperativa Agropecuaria, de Créditos, Viviendas y Provisión del NO, Villa de Soto”, la “Cooperativa de Electricidad San Marcos Sierra”, entre otras. 

Cooperativas importantes como espacios de socialización eran la “Cooperativa de trabajo ferroviario, Sevicios Ltda.”, las asociaciones como las de “Jubilados y pensionados ferroviarios y anexos Cruz del Eje”, la “Mutual del Docente”, la “Mutual Taif Viejo”. También existían en la ciudad las sedes o delegaciones de los principales gremios, tales como La Fraternidad, Unión Ferroviaria, Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba, Unión de Personal Civil de la Nación, Sindicato de Luz y Fuerza. 

Apenas asumido el gobierno de Menem y complementario a la ley de Reforma del Estado, se dictó el Decreto plan-Ferroviario 666/89, en cuyo diseño participó la UF, que debía reducir los gastos y las inversiones, racionalizar los servicios de pasajeros, provincializar y municipalizar ramales, licitar la explotación de servicios y las tareas de mantenimiento.

Para ello se proponía el cierre de casi todas las líneas interurbanas de pasajeros, la concesión de todos los servicios de cargas, el cierre de los talleres y depósitos y la cesantía de alrededor de la mitad de los trabajadores. 

A la crítica situación creada por la práctica desaparición de la actividad ferroviaria en Cruz del Eje, se sumaron para entonces otros conflictos locales pendientes de resolución. En efecto, en otra de las principales fuentes de trabajo de la zona, las canteras de Quilpo y El Sauce, en julio de 1993 se procedió al despido de noventa trabajadores. Iguales medidas se tomaron con trabajadores de la papelera Fabi y de Cerámica Palmar. 

A pesar de las gestiones de la Asociación Obrera Minera (AOMA), la situación no pudo revertirse. Al año siguiente la empresa pidió la quiebra, por lo que los trabajadores procedieron a ocupar las plantas de Quilpo, El Pueblito (Salsipuedes) y Mornay ( Despeñaderos) el 5 de septiembre. El día 9 cortaron la ruta N° 38 en señal de protesta por el cierre de las plantas y al mediodía se instaló una olla popular.  

Un nuevo elemento conflictivo se sumó tras el despido de sesenta operarios de la empresa contratista que se encontraba realizando la obra del camino del dique El Cajón a San Marcos Sierra. Los trabajadores afiliados a UOCRA comenzaron el 7 de octubre a recibir los telegramas de despido por paralización de obra, ante la falta de pago de la Dirección Provincial de Vialidad. 

Los conflictos objetivos que vivía la ciudad fueron además reforzados en el imaginario social por la denuncia de irregularidades administrativas contra el intendente radical Francisco Esteban efectuada el mes antes por dos concejales opositores, que pedían encuadrarlas dentro de las figuras de abuso de autoridad, violación de los deberes de funcionario público, aplicación indebida de caudales públicos y sustracción de fondos del Estado. 

También en el mes de agosto la provincia de Córdoba vivió momentos de intensa movilización por la crítica situación creada en el sector agrario. El 12 se inició un “paro” rural en todo el país, impulsado por las tres centrales agropecuarias, que tendría una duración de diez días, realizándose también marchas o “tractorazos” en diferentes puntos del país y cierre de cooperativas, acopiadores y comercios afines el día 18, expresando así su adhesión a la protesta. En Córdoba, como en todo el país, la participación fue muy grande, estimándose que a nivel nacional se movilizaron cerca de diez mil productores. 46 casi igual proporción por la desocupación (51,3%) y la situación de los jubilados (49,3%). 

El Ministro Solá señalaba que "la medida de fuerza fue exitosa, al reducirse la actividad en los mercados de hacienda y de granos, pero atribuyó esa situación a la acción intimidatoria que ejercieron los piquetes de huelga instaladas en las rutas y que impidieron una normal movilización de los transportes". 

Los diferentes hechos y conflictos señalados fueron dando cuerpo a un componente fundamental para la acción: el de la construcción colectiva de injusticia. Pero, también, por otro lado, la convicción de que con la acción podría obtenerse mejoras fue tomando cuerpo frente a ciertos anuncios que podrían operar como una esperanza siempre y cuando se afirmara con la acción su posibilidad. En ese marco los anuncios de reactivación de ciertos ramales ferroviarios pueden haber incidido también en inducir la movilización como una forma de recordar la necesidad de su implementación, de garantizar el cumplimiento de las promesas, “advirtiendo” que podría suceder si esto no pasaba. En efecto, también en el mes de agosto y en medio de los conflictos señalados, la prensa anunció que volvería a funcionar el “tren de las Sierras” que realizaría el tramo Córdoba- Bialet Massé- Capilla del Monte- Cruz del Eje. 

En el mes de octubre, luego de la “pueblada” del 20 de septiembre que pasaremos a analizar, nuevamente volvieron a tomar cuerpo los anuncios de reactivación de una serie de ramales en diferentes puntos de la provincia. 

Cruz del Eje: “La única ciudad que se volvió pueblo” 

En esta sección, abordaremos la pueblada de septiembre de 1994. La narración contemplará una perspectiva subjetiva, es decir desde los sujetos que participaron en la pueblada, y otra perspectiva que aborda aquello que los medios masivos “dicen” sobre los sucesos aquí trabajados. Una de las líneas de trabajo tiene que ver con la trayectoria social y política de los sujetos involucrados y con la adscripción a modos de vida, que garantizaban una dosis importante de certidumbre y de previsión de futuro. 

Asimismo el recuerdo de un pasado mejor, pujante y próspero, que había convertido a Cruz del Eje en la quinta ciudad de la provincia, quedó grabado en el imaginario colectivo de los cruzdelejeños. La mayoría de los sujetos que constituyeron la Coordinadora de Desocupados, aún con las diferencias que ya señalaremos, eran y se reconocen como “hijos de ferroviarios”. La “familia ferroviaria” compartía ámbitos de encuentro y de socialización, como clubes, campeonatos de bochas, práctica de fútbol y actividades en la Asociación Española o Italiana. Por ejemplo es un recuerdo común a los entrevistados la existencia de instituciones ligadas a los gremios ferroviarios, el “Club Central Norte”, “Instituto", "Talleres”, “Belgrano”, al lado del ferrocarril Belgrano. O sea, una sociedad que se hizo bajo el amparo del ferrocarril. 

Todos recuerdan también la bocina de la mañana y la de las 2 de la tarde, cuando la mayoría de los trabajadores dejaban el trabajo, como un elemento que ordenaba sus vidas. 

Germán Baigorrí recuerda: “Vos sabes, esto lo cuento por lo que dice mi viejo. La particularidad que toda esa gente se volcaba a los clubes, había clubes de fútbol donde había 5 o 6 divisiones, que te contenían 100 o 150 chicos todos los días, ahora no podés conformar una división porque hasta el chico anda trabajando o buscando trabajo o haciendo changas. Entonces, a la tarde venia el “patrón” y comía porque tenía su mesa servida, se acostaba a dormir la siesta y a las 5 de la tarde se disparaba a jugar a las bochas, al fútbol, entonces había una conformación totalmente distinta…” Así, presumimos que el recuerdo de un pasado mejor y la visión de un presente frustrante y desalentador contribuyeron a la construcción de la representación de una situación de “injusticia” que motorizó la movilización y organización de los cruzdelejeños en reclamo de la “reparación histórica” de la región. 

Asimismo, el tratamiento que los medios hicieron contribuyó a activar la capacidad de los sujetos de modificar su realidad. 

Vamos adelante!, algún día nos vamos a dar vuelta y vamos a ser muchos”
La Coordinadora de Desocupados de Cruz del Eje se constituyó en marzo de 1994, al menos según la versión del grupo de los ocho fundadores, expresado así por los entrevistados Eulogio y Nancy Pereyra y Miriam López. La mayoría de sus primeros integrantes no habían tenido una fuente laboral estable, sino “changas”, trabajos provisorios y precarios desde el advenimiento de la democracia; sólo una minoría había vivenciado el trabajo como práctica cotidiana, dadora de identidad, tal como el trabajo en los ferrocarriles o en el campo, aunque los tres mencionados eran hijos de ferroviarios y habían crecido, por lo tanto, con el valor de un trabajo estable como horizonte de vida. 

Otra de las versiones respecto al proceso de constitución de la coordinadora, es la de Sergio Ávila y Germán Baigorrí, quienes tuvieron experiencias de militancia gremial y estudiantil respectivamente en la ciudad de Córdoba. Para ellos la coordinadora se constituye el 1º de mayo de 1994 en el Polideportivo municipal. Como hemos señalado, la mayoría del grupo fundador de la Coordinadora procedía de hogares ferroviarios, donde el trabajo se constituía como base del progreso, de la superación de una situación de retraso, pero también como dadora de identidad y de dignidad. Por otra parte, como familias ferroviarias tenían una actividad social importante en los espacios de encuentro de la comunidad. 

El “grupo de los 8 fundadores”, como una primera actividad, decidió filmar los barrios locales con la intención de hacer un video sobre las necesidades de los habitantes de Cruz del Eje. Pero la primer acción en el espacio público que llevaron adelante como Coordinadora de Desocupados fue una marcha, con el objetivo de darse a conocer al resto de la sociedad cruzdelejeña. Para ella, hicieron pancartas y un pasacalle con el fin de cortar la calle, con material que pidieron a conocidos o vecinos. Según recuerdan sus protagonistas los carteles sólo decían “Coordinadora de Desocupados: queremos trabajo”. 

Al principio les daba vergüenza exponerse de esa manera ante una sociedad sumamente conservadora, así lo expresa una de las entrevistadas: “Todos estábamos parados en diferentes esquinas porque nos daba vergüenza sacar los carteles que hacíamos, porque era la primera vez” 

Las marchas tuvieron cierta continuidad en el tiempo, ya que no sólo tenían como propósito la instalación de la demanda en el espacio público sino que eran instancias de acercamiento y diálogo con sus conciudadanos. Otra de las actividades fue la realización de una olla popular, pocos días antes del primero de mayo. Su instalación en el espacio público estuvo centrada en la producción de volantes o panfletos ante hechos puntuales para expresar su mirada y sus propuestas. En otras oportunidades, el panfleto era utilizado para denunciar los abusos del poder político municipal. El 1º de mayo, día en el que se conmemora el Día del Trabajador, organizaron una reunión en el polideportivo municipal, que a diferencia de las anteriores, tenía como propósito la convocatoria a otros desocupados. Para ello, pegaron carteles y por medio del boca-a-boca informaron a todo aquel que iba quedándose sin trabajo, producto del cierre de la Cerámica Cruz del Eje, de la empresa olivícola OLICON, productores con fallidas cosechas, comerciantes. 

Estas primeras acciones consolidaron el “nosotros”, colectivo imprescindible para la inscripción de demandas en la esfera pública. Este "nosotros" se construyó a partir de experiencias y necesidades disímiles. 

Hay quienes se reconocen manifiestamente como miembros de la generación de los hijos de los desocupados del ferrocarril, puntapié inicial para la destrucción y postergación de la economía regional. Incluso Sergio Ávila admite que su experiencia en el sindicato de Obras Sanitarias (SIPOS)- regional Córdoba, le ofreció un panorama y una visión más amplia a la hora de pensar la organización de desocupados, aunque reconoce que entre los miembros del grupo no prevalecía este tipo de experiencia. 

Mientras tanto otros no reconocen, al menos explícitamente, su pertenencia a una trayectoria de lucha política o experiencias de participación anteriores, más bien toman distancia y se constituyen por oposición a sus “padres”, colectivo al que caracterizan como de no haber sido capaz de pelear por Cruz del Eje. 

Y es justamente este, el pelear contra la postergación de Cruz del Eje, lo que los moviliza a organizarse. “Se cierra un ferrocarril que era lo que mantenía a Cruz del Eje, casi con 3 mil y pico de empleados, se cerró y se cerró. Lo levantaron y nadie fue capaz, ni siquiera uno, de ir y decir vengo a protestar, pero nadie hizo nada. Se cerró la cerámica con 600 empleados y no hubo nadie que salga y diga “déjennos trabajar”, que salga a pelear. Nadie hizo nada”. 

Si bien, estas diferencias son visibles a primera vista, hay un nudo común, que es lo que los une, que es la experiencia vivida, una experiencia de desocupación, de marginación y exclusión del mercado laboral, en una ciudad que por años se había acostumbrado a tener fuentes de trabajo genuinas, tales como el ferrocarril o las actividades derivadas de la minería o del agro, entre otras. En ese sentido el reclamo que parece efectuarse a los que no hacen “nada” implica de alguna manera el recuerdo de un pasado mejor, de una situación de ”injusticia” , que se sustenta sobre la convicción de un bien perdido. 

“El grupo venía sufriendo en carne propia y con un fuerte cuestionamientos a los gobiernos de turno”  “Nadie me puede decir de estos dirigentes, que nunca han pasado necesidad, como es la cuestión” 

A su vez desde estas experiencias se diferencian de la clase política, y discuten con ellos por el lugar desde el cual hablan. Es decir, hay una fuerte identificación con aquellos que “viven” la misma situación de necesidad y exclusión, en oposición a aquellos que viven otras experiencias. Sin embargo, en las acciones colectivas además de un “nosotros” y un “ellos”, hay también un espectador, que es con quien se construye el sentido de la acción; en este caso el espectador es la sociedad cruzdelejeña. 

La coordinadora tenía tres estrategias de comunicación dirigidas a esa sociedad, una de ellas era la redacción de volantes, que sus miembros repartían casa por casa, para poder charlar con los vecinos. Una estrategia básica era el boca-a-boca entre los vecinos; es decir se avisaba a los delegados de los barrios y aquellos se ocupaban de difundir la novedad entre sus vecinos. La última de sus estrategias era la utilización de las radios FM de la zona, sea por medio de entrevistas o comunicados. Esta última era considerada importante debido al potencial de difusión que implicaba. Así, uno de sus fundadores señala como hecho importante el haber sido aceptado por la comunidad, que siempre había resistido su presencia; tal vez como modo de desentenderse de la crisis que atravesaba la región, pero también por las dificultades que implica señalar una situación como injusta y movilizarse en ese sentido. 

Desde otros sectores tal como el político partidario fue nominalizado como un colectivo desestabilizador y no como signo de una situación crítica. “Habernos insertado en la sociedad, al principio fuimos muy resistidos, porque cuando vos no pensás como los gobernantes de turno lo primero que salen a decir es que somos los zurdos, quebracho, los patria libre”

Al mismo tiempo de esta consolidación de un “nosotros”, la Coordinadora construyó el adversario, el “ellos”. Las diferencias se extendían desde cuestionamientos por los manejos clientelares, como la entrega de bolsones, chapas, colchones en tiempo preeleccionarios hasta reproches por las promesas incumplidas, como la instalación de la empresa Honda o Zanella en la zona, de los distintos estratos gubernamentales, nacional, provincial y local. 

Por otra parte, la intendencia, como figura paradigmática en la localidad de la institucionalidad aparecería como el blanco de los reclamos; así distaba de ser un lugar, en aquel entonces, desde el cual impulsar cambios y modificaciones en la coyuntura. Estos cuestionamientos se plasmaban en los sucesivos boletines que emitía la Coordinadora de Desocupados y que podemos sintetizarla en torno a una frase repetida, “La dirigencia política de esa época pisó mucho la dignidad de los cruzdelejeños”.

Las demandas de la coordinadora poco tenían que ver con el pedido de planes de empleo miserables, sino que el reclamo era principalmente la generación de fuentes genuinas de trabajo. Estas fuentes de trabajo aparecen cumpliendo una doble función en el discurso de los involucrados. Por un lado, les devolvería la dignidad que habían perdido a medida que se cerraban las fábricas y por otro garantizaba el porvenir, para sus hijos, pero también para Cruz del Eje. 

Incluso, en este punto es pertinente resaltar la identificación de los sujetos con el pueblo que habitan y su reconocimiento y adscripción como cruzdelejeños. Frases tales como las siguientes se reiteran sucesivamente: “A Cruz del Eje no lo vamos a dejar morir” “Me interesa era un porvenir para mis hijos, para este pueblo”.

Con respecto a estos pedidos de fuentes laborales quisiera agregar que en una de las entrevistas, Julio Girona, enunció que querían fuentes de trabajo genuinas, que fueran producto de un análisis conjunto entre los técnicos nacionales y provinciales para definir un proyecto de desarrollo para la zona. Asimismo, reclamaban una situación de igualdad con respecto al régimen de promoción industrial y diferimientos impositivos, como ya tenían las provincias vecinas de la Rioja, San Luis y Catamarca. 

Otros de los ejes que la Coordinadora tomó fueron la educación y la salud y tal vez por esto entablaron contactos con otras organizaciones de la comunidad, entre ellos, los sindicatos a quienes pedían sus sedes para las reuniones. Estos contactos se mantuvieron en el tiempo e incluso contribuyeron a fortalecer consensos alrededor de reivindicaciones multisectoriales. Entre sus contactos los protagonistas señalan principalmente a Luz y Fuerza y a UEPC, regional Cruz del Eje. Por último, dentro del área local, otro contacto fue la radio FM “Monumental” y FM “Líder”. 

En el ámbito provincial o nacional los contactos sólo se extendieron al nivel dirigencial, pero no hubo posibilidades de coordinar acciones de lucha conjuntas. Estas reivindicaciones multisectoriales se materializaron en una de las actividades propuestas a otras organizaciones por la Coordinadora, tal como fue la marcha de carácter multisectorial y posterior acto en la intersección de Eva Perón y la ruta nacional 38 el 20 de septiembre de 1994. 

Sólo algunos de los entrevistados recuerdan esta medida, incluso no coinciden en sus características. Sergio Ávila, Germán Baigorrí, Juan De Cicco afirman que allí participaron, además de la organización de desocupados, sindicatos, Centro Comercial, Federación Agraria y comisiones del sector agrario de la región. Especialmente, Ávila define la acción como: “La antesala de esta gran pueblada “El germen de lo que vino después”. 

Para Ávila las posibilidades de confluir en la multisectorial tuvieron vinculación con un trabajo minucioso de puesta en crisis de las instituciones locales, entonces de a poco se fue generando un clima social, donde los ciudadanos le exigían a sus instituciones que se involucraran con la realidad social. Como resultado de este acto se leyó un documento firmado por todas las organizaciones. Baigorrí recuerda que no le fue tan fácil a la coordinadora participar del acto, dado que los sectores más movilizados tenían previsto excluirlos. Baigorrí atribuye esta actitud a las  características conservadoras de la cultura cruzdelejeña. De Cicco explica que estos rasgos conservadores se expresan en la concepción de convalidar aquello que proceda de las instituciones tradicionales, pero descalificar instantáneamente las propuestas de organizaciones no institucionales. “Casi de prepo participamos porque fuimos a las reuniones al Centro Comercial, irrumpimos ahí y dijimos que éramos parte de esta sociedad como desocupados”

Otro de los memoriosos, Julio Girona, por aquel entonces afiliado al Centro Comercial, sólo recuerda a la medida impulsada por el sector de desocupados. El resto de los entrevistados, prácticamente no recordaba la asamblea. Uno de los motivos presumo por sus dichos, es que en aquel entonces organizaban asambleas con mucha frecuencia. Algunos de los protagonistas cuentan que ante el ofrecimiento del gobierno de planes de desempleo, se convocaba al pueblo para que decidiera si aceptaba o no los planes y los modos de continuar peleando por Cruz del Eje. Ahora si hay coincidencias con relación a que las acciones emprendidas por la Coordinadora de Desocupados tendieron a poner en discusión el pensamiento, la idiosincrasia y las acciones de los cruzdelejeños, en el marco de una sociedad sumamente conservadora.

Según los sujetos involucrados el quiebre se produjo recién en 1997; pero esta medida de septiembre de 1994 sin dudas se constituyó como un punto de inflexión. Sobretodo con relación a la incidencia de la coordinadora y a la presencia de sus demandas en el debate público, que progresivamente se fueron generalizando fruto de un trabajo social en los barrios.  

“Cruz del Eje no quiere ser un pueblo fantasma”
La asamblea que originó la “pueblada” en Cruz del Eje fue convocada para el día 20 de septiembre, sobre la ruta nacional Nº 38 intersección Eva Perón. La invitación fue realizada por el Centro Comercial, la Cámara Olivícola, la Federación Agraria y las Fuerzas Vivas del NO Cordobés. Participaron alrededor de 4000 personas entre los organizadores y los sindicatos de Amas de Casa, UOM, UEPC, SEP, Obras Sanitarias, el Centro de Camioneros de la Pcia, trabajadores de las Canteras El Sauce y Quilpo, de Olivares San Nicolás y municipales, la Asociación Apícola, la agrupación de Estudiantes de Cruz del Eje, Delegaciones de Serrezuela, Tuclame, San Marcos Sierra y Paso Viejo, Soto y la Coordinadora de Desocupados, que núclea ex trabajadores de ferrocarriles, ladrilleras, industrias y oliveras64. Adhirieron a la protesta la CGT-Chacabuco, CTA y el Movimiento de Acción y Organización Sindical (MOAS) 

La pueblada contuvo en sí distintos formatos de protesta, en primer lugar se convocó a una asamblea con acto, que fue acompañada por paro general de actividades, caravana de productores agropecuarios, abandono de tareas y asueto de empleados municipales. Entre los oradores del acto de aquel día, figuraron el titular de la FAA, Víctor Gasparini, el secretario general de la UOM, Horacio Salusso, de UEPC, Walter Grahovac y un delegado de las Canteras de Quilpo. 

Este colectivo denominado Fuerzas Vivas del NO Cordobés, que salió en defensa de la economía regional, construyó como oponente a la clase política –nacional y provincial– por dos motivos, uno de ellos es que se encontraba demasiado preocupada por las elecciones y se desentendía de los problemas regionales; pero otro de ellos es que esta clase política era la impulsora de una política socioeconómica que “está postergando a esta región del noroeste cordobés” 

Ante esta situación hubo distintas posiciones desde los gobiernos. Por una parte, el gobierno nacional no tuvo ninguna acción o respuesta alguna con respecto a lo ocurrido en Cruz del Eje. Si bien es cierto que en aquel momento organizó con los diputados de su partido político un recorrido por algunas regiones del país, como Río Negro o Salta, a fin de recolectar necesidades con vistas al proceso eleccionario ya que a partir de algunos conflictos provinciales el gobierno temía perder votos con vistas a la reelección. Por el contrario, el gobierno provincial organizó una reunión entre la multisectorial cruzdelejeña y los ministros provinciales, con el objetivo de encontrar posibles soluciones al problema regional. 

Claro, entre los objetivos del gobierno no sólo se encontraban la necesidad de encontrar soluciones, sino también la urgencia de despolitizar los reclamos. La reunión se concretó seis días después de la medida de protesta; por Cruz del Eje participaron: el Intendente, Francisco Esteban, legisladores departamentales; directivos de las entidades representativas de empresarios, industrias, productores y trabajadores. Por el gobierno participarán el Mtro. de Economía, Jorge Caminotti, el Mtro. de Coordinación, Felipe Rodríguez, el Mtro. de Salud, Leopoldo Conte, el Mtro. de Desarrollo Social, José Cafferata Nores, y las autoridades de los Bancos Oficiales, Provincia de Córdoba, José Dorflinger, y Jaime Pompas por el Banco Social. 

Como resultado de la reunión el gobierno provincial propuso un plan de miniemergencia, que consistiría en la entrega de subsidios y bolsones a los desocupados, la creación de 60 puestos de trabajo en la DIPAS y la distribución de bolsones alimentarios a las familias sin puestos de trabajo y subsidios destinados a los pequeños productores rurales. Entre algunas de las demandas retomadas por los medios se planteaban pedidos de fuentes de trabajo, salarios dignos, reclamos por la desprotección a las producciones regionales, rechazo a las privatizaciones; en definitiva los sujetos reclamaban “trabajo, producción y una actividad mercantil con movimiento capaz de generar rentas justas para sus patronales y salarios dignos para sus trabajadores”.

Incluso, Sergio Ávila, representante y vocero de la Coordinadora de Desocupados, afirmó que su pretensión no era conseguir bolsones, sino una política laboral y, en este sentido, la Coordinadora pidió que se declare la emergencia ocupacional en todo el departamento. Estas demandas que a primera vista se muestran como sectoriales o particulares de algún grupo se aunaron en una demanda general, que apuntaba a subrayar la crisis de las economías regionales y el rechazo a convertirse en un pueblo fantasma. Incluso La Voz del Interior indicaba que el agro estaba atravesando la peor crisis de su historia, producto de la implementación de políticas neoliberales y ligaba las acciones desarrolladas en Cruz del Eje con las muchas otras que venían teniendo lugar en el sector agrario. 

Aquellas se explicitaban en las consignas que se enarbolaron aquel día: Cruz del Eje se pone de pie y Dios nos libre del ministro Cavallo. La primera de las consignas alude a una situación de postergación, de injusticia con respecto a una región próspera y con la actitud de los participantes de pensar que era posible cambiar el rumbo que había tomado la región. Mientras tanto la segunda consigna trae a colación esta percepción generalizada de responsabilizar a la clase política por la política de postergación y exclusión llevada adelante. 

Unos días antes de la medida de fuerza llevada adelante el 20 de septiembre de 1994, el diario local “La Idea” publicaba un comunicado firmado por el Centro Comercial y Fuerzas Vivas de Cruz del Eje donde se hacía un fuerte señalamiento a la profunda crisis que atravesaba la región debido al cierre de los talleres ferroviarios y fábricas y cuyo saldo era de 5 mil desocupados. Además postulaban demandas, tales como: solución financiera, refinanciación de pasivos impositivos y previsionales; definición de una política agropecuaria regional e inversiones industriales en la ciudad. 

Por último, dirigiéndose a los funcionarios reflexionaban sobre las posibilidades de cumplir con sus reclamos si los fondos no fueran desviados para intereses personales. Otros elementos a considerar es la invitación titulada “Es una cita de honor!”, donde se convoca a la concentración del 20 de septiembre a todos los pobladores, sobre la ruta 38 intersección Eva Perón. Además, se menciona que tanto la municipalidad como las reparticiones públicas adherirán al acto. Incluso el titular principal del diario de ese 15 de septiembre es “Paro General en Cruz del Eje el martes 20 de septiembre”. 

El diario, señala como convocantes y organizadores del acto al Centro Comercial, Industrial, Anexos y Fuerzas Vivas de Cruz del Eje; a éstos se sumaron los gremios. La medida se inició a las 10 cuando los primeros manifestantes se concentraron a la vera de la ruta 38 con el objetivo de cortarla. A los cruzdelejeños se incorporaron delegaciones de San Marcos Sierra, Soto, Paso Viejo, Serrezuela y Quilpo. El acto se inició con la entonación del himno nacional de los 2 mil cruzdelejeños presentes e inmediatamente se les dió lugar a los oradores del día: Sra. Risso de Ahumada (CGTRegional Cruz del Eje), Sergio Avila (Coordinadora de Desocupados), Víctor Gasparini (FAARegional Córdoba), Alberto Archilla (FAA- Regional Cruz del Eje), Arturo Rosados (Centro Comercial) y Elio Luna (intendente de Serrezuela) El diario menciona que si bien la concurrencia no fue la esperada, si las repercusiones ante las autoridades provinciales, dado que el mismo gobernador dispuso que una comisión de ministros se reúna con las Fuerzas Vivas para encontrar soluciones a la crisis que atravesaba la región. 

No obstante, tanto el presidente del Centro Comercial, Pedro Gallardo, como el vocero de la Coordinadora de Desocupados, Sergio Ávila, reafirmaron que sus exigencias apuntaban a la implementación de una “política laboral que genere puestos de trabajo”. 

Algunas de las consignas predominantes que el diario local retomó fueron “Cruz del Eje, levántate y anda”; “Evitar que Cruz del Eje se transforme en un pueblo fantasma”; incluso esta primer consigna se convirtió en el encabezado de la portada del diario. En la edición del 15 de noviembre la editorial titulada “Cruz del Eje, levántate y anda” está dedicada a la situación social y cultural de Cruz del Eje. 

Se caracteriza al período como decadente con relación a la creatividad y nivel intelectual; por otro lado, asume que la condición de inmigrante provocó que los habitantes no dedicaran todo su esfuerzo por Cruz del Eje, sino por intereses individuales. Asimismo, postula que si los cruzdelejeños pusieran su empeño en la explotación de la región, Cruz del Eje volvería a ser lo que siempre fue: “la quinta ciudad de la provincia de Córdoba”. 

Reflexiones finales: La “pueblada” de 1994 aparece como una de las primeras acciones dentro de una escalada más general iniciada para entonces, que permitió dar visibilidad a problemas y conflictos de larga data, sin que se hubiera podido hasta ese momento articular una protesta colectiva. Los factores para explicar por qué se pudo dar en Cruz del Eje y en ese momento son complejos, sobre algunos de ellos hemos intentado una primera aproximación. Como se mostró en la ponencia la decadencia de la región fue resultado de un proceso acumulativo, sin embargo el impacto final de los cambios estructurales operados a partir del gobierno de Carlos Menem actuarían como los golpes de gracia, como el precipitador que necesitaba esa tranquila comunidad para aunar a distintos sectores en la protesta. Según lo avanzado hasta el momento, esta pueblada parece haber sido principalmente motorizada por actores convencionales donde tampoco estuvo ajena la lucha política partidaria por capitalizar el descontento en una coyuntura donde se jugaba la reelección de Menem y el recambio del gobierno provincial. Sin embargo la situación creada sirvió para colocar en escena a nuevos actores que iniciarían un proceso de organización y de reconstitución identitaria, como sería la Coordinadora de Desocupados, que mostrarían claramente, con su sola presencia, las consecuencias de las políticas neoliberales aplicadas por el gobierno y se convertirían en el nuevo rostro de una comunidad atacada en su esencia y en su historia. 

Este proceso, sin embargo, no se develó claramente para entonces. De este modo no llama la atención que en la memoria de estos actores la pueblada de 1994 pase desapercibida y registren, en cambio, como un hito clave en esta historia el “corte” de mayo de 1997, cuando su protagonismo fue más claro, entre otras cosas porque las acciones llevadas a nivel nacional permitían ahora nombrarlos como los nuevos actores de la protesta, enmarcar sus definiciones dentro de un sentido público que les otorgaba y permitía el auto- reconocimiento de nuevas identidades colectivas. Podemos entonces destacar que en el período formativo 1994-1997 los sujetos inician el proceso de reapropiación del espacio público, a partir de su reconocimiento como “hijos de ferroviarios”, de sus experiencias laborales y tradiciones de lucha. 

Es un momento de emergencia de espacios de interacción desde el cual reconstituyen sus identidades e inscriben como reclamo fundamental la reparación histórica de la región; propio de una zona que vivió un pasado mejor, de certidumbre y crecimiento pleno frente a un presente frustrante y desalentador. En definitiva, en el período formativo 1994-1997 hay una activación del sentido de “injusticia” y una recreación por parte de los sujetos de la movilización y organización por volver a recuperar parte de ese pasado. A partir de estas características se comenzó a constituir un “nosotros” para nada homogéneo, sino más bien un “nosotros” que contenía las diferencias de sus integrantes, en cuanto a sus experiencias y memorias de vida, familiares, laborales y de lucha. 

En la primera parte del trabajo se intentó dar cuenta de los condicionantes estructurales que intervinieron en el deterioro de la región, pero intentando mostrar en todo momento que no son necesariamente esas condiciones las que incentivan la acción sino, básicamente, la percepción colectiva de un bien perdido, la experiencia inscripta socialmente que permite más tarde o más temprano, según las circunstancias políticas y culturales, definir los agravios y reconocer las causas de ellos. Y para que esto ocurra fue también fundamental la interacción discursiva, la circulación de la información que alienta o desalienta la acción. 

En este sentido, en la tarea de encuadre hecha por los medios de las movilizaciones ocurridas en 1994 se puede observar una convergencia discursiva entre lo señalado por los medios gráficos provinciales y nacionales así como por el local. En segundo lugar, es pertinente poner en evidencia que en el tratamiento que los medios realizaron de la acción propiamente dicha y de la contextualización más amplia se produjo una activación del componente de “agencia”; es decir de la percepción de los sujetos sobre las posibilidades de modificar la realidad. Fue en ese contexto entonces que se crearon las condiciones para la acción, para reparar los agravios históricos, la vulnerabilidad de la región por haber permanecido como caso paradigmático de un modelo de país diferente la llevó así a convertirse en foco potencial de resistencias. 

LGL / (El material completo y las fuentes consultadas por las autoras se puede encontrar en audhe.org.uy o solicitarlas a este medio: diceelwalter@gmail.com)

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