REQUISITOS PARA APARECER EN LOS BILLETES

OPINIÓN /

¿Se emitirán billetes de 5 mil pesos argentinos?

Alberto Fernández quiere un gobierno de científicos, si son peronistas mejor

Por Walter R. Quinteros

Idas y venidas

Habrá billete de $5.000. Así lo confirmó Horacio Verbitsky en su blog El Cohete a la luna. “Lo que no dijo (el presidente) es que la inflación se está desacelerando, como consecuencia de la brusca reducción de la demanda y el consumo, lo cual animó al gobierno a preparar el lanzamiento de un billete de 5.000 pesos"

Pero Alberto Fernández descartó la creación de un billete de $5.000 como había aventurado Horacio Verbitsky. Lo hizo en el programa Minuto Uno, que conduce Gustavo Sylvestre.

Pero algo se asoma...

Aprovechando el prestigio que goza el personal de Salud al estar en la primera línea de combate en la lucha contra el coronavirus, el gobierno nacional avanzó con la idea de poner a Ramón Carrillo en el billete de 5000 pesos. 

El billete no se sabe si va a ver la luz pronto y como se lo difundió en la prensa. Al paso que vamos, cuando haya que imprimir uno de $10000. ¿Estará la figura del fundador del movimiento, Juan Domingo?
La discusión paralela que se desató en estos días sobre si Ramón Carrillo simpatizó o no con el nazismo, o cuánto entusiasmo puso al hacerlo, parece bastante más irrelevante que aquella de la que depende que nos encaminemos o no, y por qué vías, a un nuevo proceso de empobrecimiento generalizado, semejante al del de hace dos décadas atrás. Pero no deja de haber conexiones sugerentes entre ambas.

¿El "Carrillo", nos traerá suerte? ¿Y quién fue Carrillo?

Ramón Carrillo Nace en Santiago del Estero el 7 de marzo de 1906 y luego de cursar sus estudios primarios y secundarios en su ciudad natal, partió rumbo a Buenos Aires, para iniciar la carrera de Medicina. Cursó esta carrera de manera brillante, al recibirse en 1929, obtiene la Medalla de Oro al mejor alumno de su promoción.

Desde estudiante se inclinó hacia la neurología y la neurocirugía. Ya recibido abrazó definitivamente estas especialidades y obtuvo una beca universitaria para perfeccionarse en Europa, donde trabajó e investigó junto a los más destacados especialistas del mundo.

Regresó a Buenos Aires en plena Década Infame, donde pudo vivenciar lo que ha sido calificado como el "sistemático saqueo y destrucción que sufría su patria, en un período caracterizado por la profunda decadencia moral de la dirigencia, donde se impone la corrupción, el negociado, la enajenación del patrimonio nacional y el empobrecimiento de una gran mayoría poblacional" Según Marcos A. Ordóñez. 

Toma contacto con figuras emblemáticas de una corriente nacionalista de auge en aquella época. Se vincula con su compañero de estudios primarios Homero Manzi, y otros hombres como Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz y los autores teatrales y de tango Armando Discépolo y Enrique Santos Discépolo, representantes de la cultura y de las nuevas ideas nacionales; y se asocia con la escuela neurobiológica argentina activa en el Hospicio de la Mercedes y el Hospital de Alienadas, luego llamados Hospital José T. Borda y Hospital Braulio Moyano respectivamente.

En 1937 padece una enfermedad aguda, la secuela de cuya alta fiebre fue hipertensión y cefaleas progresivamente más severas. Logró sobrevivir por la dedicación clínica de su amigo de toda la vida Salomón Chichilnisky, médico y literato que comenzó cargando bolsas en el puerto para mantener padres y hermanos y, superando enormes obstáculos, llegó a catedrático de neurología, luego en el nivel de Secretario de Salud ayudó grandemente a Carrillo a levantar muchísimos hospitales públicos y gratuitos, y bastante después murió en uno de ellos.

Durante esos años Carrillo se dedicó únicamente a la investigación y a la docencia, hasta que en 1939 se hizo cargo del Servicio de Neurología y Neurocirugía del Hospital Militar Central en Buenos Aires. Este empleo le permitió conocer con mayor profundidad la realidad sanitaria del país. Tomó contacto con las historias clínicas de los aspirantes al servicio militar, procedentes de toda la Argentina, y pudo comprobar la prevalencia de enfermedades vinculadas con la pobreza, sobre todo en los aspirantes de las provincias más postergadas.

En 1942 Carrillo ganaría por concurso la titularidad de la cátedra de Neurocirugía de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires. 

En 1943 es derrocado el régimen del presidente Castillo y asumió otro gobierno militar. En este contexto Carrillo conoció en el Hospital Militar al Coronel Juan Domingo Perón, paciente con quien compartía largas conversaciones. Es precisamente el coronel quien convence a Ramón Carrillo de colaborar en la planificación de la política sanitaria de ese gobierno. Poco después, a los 39 años de edad, Ramón Carrillo prestó servicios brevemente como Decano de la Facultad de Medicina. 

Por entonces Perón llegaría a la presidencia, por vía democrática, y confirmó al Dr. Carrillo al frente de la Secretaría de Salud Pública, que posteriormente se transformaría en el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de la Nación. Además de acompañarse con Chichilnisky, 

Difícil es enumerar la prolífica obra del Dr. Carrillo frente a esta cartera. Llevó a cabo acciones sin parangón hasta nuestros días.

Aumentó el número de camas existentes en el país, de 66.300 en 1946 a 132.000 en 1954. Erradicó, en sólo dos años, enfermedades endémicas como el paludismo, con campañas sumamente agresivas. Hizo desaparecer prácticamente la sífilis y las enfermedades venéreas. Creó 234 hospitales o policlínicas gratuitos. Disminuyó el índice de mortalidad por tuberculosis. Terminó con epidemias como el tifus y la brucelosis. Redujo drásticamente el índice de mortalidad infantil del 90 por mil a 56 por mil.

Todo esto, dando prioritaria importancia al desarrollo de la medicina preventiva, a la organización hospitalaria, a conceptos como la "centralización normativa y descentralización ejecutiva".

Numerosos autores coinciden en que el legado más importante que dejó el Dr. Carrillo fueron las ideas, principios y fundamentos que acompañaron este accionar.
"Los problemas de la Medicina como rama del Estado, no pueden resolverse si la política sanitaria no está respaldada por una política social. Del mismo modo que no puede haber una política social sin una economía organizada en beneficio de la mayoría." "Solo sirven las conquistas científicas sobre la salud si éstas son accesibles al pueblo."

Estas fueron algunas de las frases que describen a un hombre capaz de abandonar su admirable carrera científica, reconocida a nivel internacional, para entregarse de lleno a las necesidades concretas de su gente.

Dice Marcos A. Ordóñez:
"Murió a los cincuenta años, pobre, enfermo y exiliado en Belem do Pará, ciudad del norte del Brasil, el 20 de diciembre de 1956. Quizás una de sus frases más célebres nos indique que aún su obra está inconclusa: 'Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas.' "

Carrillo, podría bien servirles de inspiración, a este gobierno, a la hora de complementar la ciencia y la técnica, tanto médicas como económicas.

Dadas sus virtudes indiscutidas como hombre de la Salud y los buenos resultados de Ramón Carrillo en la gestión de nuestra salud pública, hay quienes desde el oficialismo sostienen que corresponde disculparle que su carrera pública tuviera otros aspectos más controversiales. 

¿Cuáles son los aspectos más controversiales?

Así como a San Martín no se lo puede condenar hoy por haberse casado con una menor de edad, tampoco se podría condenar, siquiera criticar demasiado, que Carrillo fuera un ferviente promotor de la eugenesia, la mejora de la población vía la no reproducción, o incluso el sacrificio, de los especímenes menos dotados. O de la teoría de la superioridad de ciertas razas, que aplicó en el servicio militar con los mismos criterios que aplican los criadores de Holando o Hereford para mejorar el ganado. Eso también hizo Carrillo.

¿Lo sería también haber protegido a médicos nazis? 

Claudio Avruj aludió estos días al caso de Carl Vaernet, médico danés que trabajaba en la “cura” química de la homosexualidad y fue empleado en el Ministerio de Salud en tiempos de Carrillo. 

¿También esas terapias químicas podrían ser disculpadas como “costumbres de época”?

Menos mal que, previsores, los diseñadores del billete del escándalo medio taparon la imagen del ministro de Perón con la de Cecilia Grierson, la primera médica graduada en el país.

Uno nunca sabe, el famoso billete quizás nunca circule, porque el gobierno y la DAIA, de común acuerdo, han echado tierra a la discusión desatada, antes de que liberara los peores demonios del pasado.

Desde el Centro Simón Wiesenthal, afirmaron que Carrillo tiene “un lado muy oscuro”. “Fue el que creó el concepto de ‘soldado ideal’, para rechazar a los reclutas que él consideraba como 'rarezas’ raciales y de género. También proporcionó refugio al fugitivo danés, médico del campo de Buchenwald, Carl Peter Vaernet, permitiéndole continuar con los experimentos con homosexuales para ‘curarlos’. Es más: hasta le cedió reclusos homosexuales de ambos sexos para que tratara de 'regresarlos a la normalidad’”, explica Gelblung y asegura que hoy, en el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, este dato cobra otro sentido.

“Por lo general, todas las figuras que eligen para ilustrar los billetes tienen aspectos a favor y en contra. Desde el Centro rechazamos enfáticamente la elección de Ramón Carrillo: no es una persona con la que nos sintamos cómodos”, apuntó Ariel Gelblung, el director para América Latina.

El ministro de Salud, Ginés González García, rechazó las acusaciones que hizo una entidad judía contra el histórico sanitarista Ramón Carrillo, quien fue tildado de "admirador de Hitler", y afirmó que "es el viejo odio contra lo nacional y popular que reaparece".

"Querido Ramón Carrillo, perdonalos. Es el viejo odio contra lo nacional y popular que reaparece", sostuvo el funcionario nacional ante la posibilidad de que fuera homenajeado en un eventual billete de 5 mil pesos.

Apreciamos entonces lo difícil que resulta compatibilizar los criterios que usa la ciencia para avanzar, y los criterios que acostumbra manejar el peronismo para convertir sus héroes en héroes de todos.

Concluimos:
Alberto Fernández quiere un gobierno de científicos, pero si son peronistas mejor.

(La Gaceta Liberal / Tribuna de Periodistas / El cohete a la Luna / Infobae / LA NACIÓN / 
Wikipedia)

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