ESTAMOS ENLOQUECIENDO

OPINIÓN / Por Diana Laura Caffaratti

¿Ya estamos locos, o siempre lo fuimos? 

Qué difícil conservar la calma cuando uno se sumerge en las redes en lugar de surfear. Pero uno, que no es médico, ni biólogo, ni científico sino un simple humano, entrado en años, vulnerable, lejos de hijos y nietos, con planes a punto de poder cumplirlos, tira la chancleta y de a ratos se suma a la histeria colectiva... pierde compostura, llora, y se ve agonizante, sin el abrazo último, sin las voces amadas, sin la patria chica... 

Se olvida que nadie habla de la tuberculosis que arroja cifras mayores en provincias que callan verdades estadísticas, y que el sarampión está de regreso por la estupidez humana, y que la inanición es una verdad absoluta en algunos rincones del país, y que el agua contaminada está en ese río que se baña, que en el mejor de los casos lleva de paseo restos de heces humanas... 

Y también nos olvidamos de lo mortal que significa la jubilación mínima, y él peligro que implica vivir en una sociedad anómica donde la mafia no se nombra, los cárteles hacen territorios enteros con zapatillas que cuelgan de los cables como símbolo inequívoco de que "aquí hay merca", la sociedad entroniza al alcohol como la bebida nacional y promueve festicholas cada vez más prolongadas, cada vez más excusas, cada vez más aplaudidas... 

La muerte nos acecha sin tregua. Y qué decir de los desórdenes alimenticios viciados del consumo de la sal y el azúcar... Es el mundo de incoherencias, tan bien dicho por María Elena Walsh en su canción "el mundo del revés". 

Tanta ignorancia... tanta... pero todos sabemos, todos opinamos. Lo cierto que los medios de comunicación masiva juegan un papel importante en la información pero: ¿informan o contribuyen a la desinformación? Las redes, ya sabemos: es más densa la zona gris que la iluminada con verdades... 

Así, nuestra Arca de Noé hace agua por todos lados, y sálvese quién pueda.

(Especial para La Gaceta Liberal)