CARTA DE LOS REYES MAGOS

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Cuando los niños empiezan a dudar

Los Reyes Magos de Oriente, en la cabalgata de Santander, Cantabria


La carta lleva años circulando por WhatsApp, Facebook y páginas webs sobre maternidad e infancia, y se desconoce su autor original. Una de las versiones publicada en Facebook en 2015, ha superado el millón de compartidos en menos de un año.

Muchas de estas cartas publicadas enlazan como fuente al blog de Ikiora, una empresa de venta online en cuya bitácora se publicó el texto el 4 de enero de 2013. La página actualmente está cerrada, pero puede accederse a una versión antigua a través base de datos de páginas web WayBackMachine.

Sin embargo, existe otra versión fechada justo un día antes, y publicada en la revista MiraLes. Ambas cartas son casi idénticas: cambia el sexo del infante (en la versión de MiraLes se llama Alejandro, mientras que en la de Ikiora se llama María) y el culpable de que este no crea. En la carta de MiraLes es una niña, Ana, la que le ha sembrado dudas, mientras que en el texto publicado en Ikiora son sus amigas del colegio.

Marta Márquez, autora del post de Mirales, ha explicado a Verne (de diario El País) que su post está basado en una historia que había leído en internet y que su carta es real: la escribió para su hijo, Alejandro, cuando cumplió 11 años.

Bueno aquí va:

Mamá, mamá.. mis amigas del cole dicen que los Reyes Magos son los padres ¿Es verdaaaad?

La madre de Maria sonríe, le da un beso y le dice:

- Mira Maria… Tengo que enseñarte algo que guardo en este cajón desde hace 7 años.

Su madre saca del cajón un sobre blanco. Lo abre y le dice a Maria:
- Esta carta la recibimos en casa el día en que naciste. Es una carta escrita por los Reyes Magos y que nos piden que les hagamos tres favores. ¿Quieres que te la lea?
- ¡Sí mamá, por faaaavor!

Apreciado papá y apreciada mamá de Maria,

Somos los Reyes Magos. Sabemos que acaba de nacer Maria. Es un niña preciosa que os va a hacer muy felices a los dos. Ya sabéis que cada 6 de enero nosotros vamos en silencio a casa de todos los niños y les dejamos unos regalitos para celebrar el nacimiento del niño Jesús y para decirles lo orgullosos que estamos de ellos.

Pero a partir de ahora no podremos hacerlo porque estamos muy viejecitos y cada vez hay más y más niños en este mundo. No podemos ir a casa de todos. Además, ayer me caí del camello y me rompí el brazo (soy Melchor, un poquito torpe); Gaspar es muy lento porque camina con la ayuda de un viejo bastón y Baltasar, ¡nuestro viejecito Baltasar!, se olvida siempre de dónde tiene la lista de los regalos. Como ves, ya estamos muy mayores y necesitamos pediros tres favores muy importantes:

1er favor: Que nos ayudéis a poner los regalos a los niños. Cada padre y madre harán nuestro trabajo el día de Reyes: leerán las cartas de sus hijos y, con la misma ilusión que la nuestra, les pondrán los regalos como si fuéramos nosotros. Así todos los niños del mundo tendrán sus regalos y nosotros podremos descansar y ver, desde lo lejos, sus caritas de alegría.

2º favor: Como esto es un gran secreto, no se lo podréis decir a Maria hasta que cumpla los 7 años. Cuando tenga esta edad, ya será mayor y sabrá guardar este secreto. Los niños pequeños no deben saber que nosotros ya no podemos poner los regalos y que son los padres los que nos ayudan porque sino… ¿qué pensarán de nosotros? ¿dónde estará la mágia? El secreto se ha de decir solo a los niños responsables, a los que ya pueden entender que nosotros les queremos mucho y que por eso pedimos ayuda a sus padres, las personas que más los quieren a ellos.

3er favor: Algunos padres que nos ayudan están enfermos o no tienen dinero para comprar regalos a sus hijos. Y también hay niños que no tienen la suerte de tener dos papás. Por eso, necesitamos que vuestros hijos se conviertan “un poquito” en Reyes Magos y compartan algunos regalos con los niños que no tienen tanta suerte como ellos.

Nada más. ¿No es demasiado, verdad? Cuando Maria te pregunte por primera vez quiénes son los Reyes Magos léele esta carta. Entenderá por qué nosotros hemos confiado en vosotros para hacer nuestro trabajo: porque sois las personas que más lo queréis en el mundo y que mejor pueden ver su enorme y bondadoso corazón de perla.

Melchor, Gaspar y Baltasar

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