SALE GARZÓN, ENTRA DE LA SOTA

¿Muestra de cariño o acto demagógico?


En la localidad de Los Surgentes cambiaron el nombre de la calle Eleázar Garzón por José Manuel de la Sota

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Por: Redacción CdE 

El acto de cambio de carteles en una calle, fue el fin de semana. Estuvieron presentes Natalia de la Sota y el viceintendente electo de Córdoba, Daniel Passerini.

La decisión de la intendenta de Los Surgentes, Paula Córdoba, se concretó en las últimas horas, y una de las calles de la localidad lleva el nombre de José Manuel de la Sota.

Hasta el sábado, la arteria en cuestión se denominó Eléazar Garzón, y ahora lleva la estampa del exgobernador provincial, fallecido el 15 de septiembre de 2018.

En el acto inaugural, en el departamento Marcos Juárez, estuvieron presentes la legisladora electa Natalia de la Sota, y el dirigente Daniel Passerini, que será desde este martes viceintendente de la ciudad de Córdoba.

La hija del exmandatario escribió: “Un emotivo homenaje y una muestra más del cariño y el respeto que él supo cosechar en toda la Provincia y también un bálsamo de amor para nuestra familia. ¡Gracias!”.

Pero ¿Por qué nos quieren hacer olvidar del "botón bumbula"?

Había nacido allá por 1840, Estudió agrimensura en la Universidad Nacional Mayor de San Carlos (hoy Universidad Nacional de Córdoba).

Quedó registrada una mensura que realizó Garzón como agrimensor en El Fortín, una localidad del departamento San Justo, en el centro-este de la provincia de Córdoba, situada a 208 km de la capital provincial, a 15 km de Alicia y 40 km de Las Varillas.

En 1866, cuando el Dr. José María Méndez compra un lote en el norte del departamento Unión a don Camilo León, el agrimensor Francisco Crisafulli, encargado de la mensura, deja el testimonio más claro de la existencia de aquel fortín en el plano 11a-b que acompaña a la misma, cuando indica como única construcción humana un «fuerte abandonado», ubicado estratégicamente entre la Cañada del León Colgado y el Monte de los Algarrobales, cerca del Corral de Juárez… Aquel campo sería conocido luego como estancia “El Fuerte”. Desaparecida la amenaza del indio, los terratenientes comenzaron a interesarse en la zona. En 1876, don Blas Juárez recibe de la Mesa de Hacienda de la Provincia el título de la Suerte N.º 81 Serie B, ubicada en el extremo sudeste del departamento San Justo, contra la Cañada de San Antonio, realizando la mensura el agrimensor Eleazar Garzón.

Eleázar Garzón juró como titular del Poder Ejecutivo de Córdoba el 20 de agosto de 1890, cuando el  19 de agosto de 1890 renunció el gobernador Marcos N. Juárez. 

La grave crisis había desalojado a Marcos N. Juárez del gobierno, pero no a la oligarquía dominante del poder. Todo aquello, ligado al juarismo (integrado por los seguidores del presidente Miguel Juárez Celman) cayó en desgracia: se dejaron de editar los periódicos Los Estados y El Interior, y cerró sus puertas el Club El Panal. En esa época arrancaban odios y amores los escritos del poeta derechista llamado Leopoldo Lugones. La Cañada provocaba una trágica inundación el 19 de diciembre de 1890, surgiendo después la sucursal Córdoba de la Cruz Roja.

El 26 de abril de 1891 se inauguró el Teatro del Libertador General San Martín (Teatro Nuevo o Teatro de la Calle Ancha). Según apunta el diario La Libertad.

Su temperamento y estilo de gobierno destacaban a la par de sus realizaciones. La desconfianza por las iniciativas populares y el manejo privatista de la política se hicieron manifiestos en las constantes intervenciones directas del gobernador, su injerencia en la distribución del crédito y el recurso a la presencia del ejército en caso de toparse con obstáculos.

Garzón debió cumplimentar el período gubernativo desde agosto del 1890 hasta mayo de 1892. El flamante mandatario trazó una acción de gobierno con similares lineamientos a sus predecesores, pero tratando de acomodar la difícil situación económico-financiera de la provincia, lo que recién se alcanzaría al final de aquella década.

Apenas iniciado el año 1891, Garzón debió soportar una importante manifestación de los hombres de la Unión Cívica Radical de Córdoba, lo que provocó una mayor intemperancia en el ámbito político. El 21 de mayo de 1891, los sectores de la Unión Cívica Radical de Córdoba llevaron adelante una intentona revolucionaria contra el gobernador Garzón (a quien sus adversarios llamaban «Botón Bumbula»). Éste envió a reprimirlos al Regimiento 10 del Ejército.

El 5 de agosto de 1891, el sacerdote católico Eleodoro Fierro aglutinó a los sectores de la Unión Cívica y de la Acción Cívica, formando la liga denominada Unión Cívica Radical de Córdoba. Pero al acercarse las elecciones, la oposición se volvió a dividir entre los que seguían a Bartolomé Mitre (candidato único que había acordado con Carlos Pellegrini y Julio A. Roca) y los que adherían a Leandro N. Alem (que propiciaban a Bernardo de Yrigoyen). Finalmente en Córdoba, el Partido Autonomista Nacional mantenía el poder, resultando candidato a la gobernación Manuel D. Pizarro, senador nacional por Córdoba que había contribuido a la caída del presidente Juárez Celman, secundado por Julio Astrada como vicegobernador.

Nos dice Víctor Ramés en el diario Alfil que: Cuando escribimos sobre temas históricos, no nos queda otra que difundir noticias atrasadas y ya dadas por otros; pero el chorro del tiempo es escurridizo y hay que volver una y otra vez al papel de diario de ayer, que por suerte tenía soporte material.

Decir “de tiempos de botón bumbula”, o “en el año de botón bumbula”, era una expresión que reenviaba a un ayer que perdido en los tiempos y que no admitía una datación cierta. Muchas veces queda en pie una expresión y se sume en el olvido el contexto en el que ésta tenía sentido. No hace falta retroceder mucho: aun hoy citamos viejas publicidades televisivas y a nuestro alrededor todos callan con una comprensiva y piadosa sonrisa, como si ya fuese la hora de entrar al nono y meterlo en la cama.

Aquella jocosa expresión local, que identificaba a los cordobeses orgullosos de serlo en el universo, fue pegadiza y no se restringió a la Docta y el campo, sino que se viralizó a provincias vecinas.

El tema tiene pequeñas islas que incluir. En primer lugar: “bumbula”, palabra a veces reemplazada por “buluca” o su diminutivo “buluquita”, designa en el lenguaje popular los frutos verdes del paraíso, marrón claros y arrugados cuando se desprenden del árbol. Proyectiles de honda de niño dañino, blandos pero efectivos, y también bastante tóxicos para comer (menos para las loritas).

El término es de origen quechua, lo recepta el quichua santiagueño (bumbulu) y significa “de forma redondeada”. Es probable que “botón bumbula”, en esas incrustaciones idiomáticas comunes a las convivencias culturales, signifique simplemente “botón redondo”.
A esto se le superpone su uso como apodo jocoso. Al menos hasta donde sabemos —por el caso particular que justifica tan larga introducción— el apodo se emplea para satirizar la estatura reducida del receptor, su talla escasa. No decimos que el apodo haya nacido en parajes cordobeses, pero sí la referencia concreta del dicho que citamos al comienzo: “los tiempos de botón bumbula”.

Para que el dicho cumpliera su objetivo, es decir para que esos tiempos fueran tenidos por antiguos, era necesario que pasaran “los años de botón bumbula” y se volvieran cosa del ayer. Pero si retrocedemos hasta aquellos tiempos encontramos la vigencia específica de ese apodo, que ganó cartel por estar dirigido a un cordobés destacado. Aunque en realidad hubo más de un “botón bumbula”.

Circula en la bibliografía la atribución de ese apodo a Eleázar Garzón, quien fue vicegobernador de Marcos Juárez y que asumió como gobernador de Córdoba a la caída del Juarismo, de 1890 a 1892. 

Alfredo Díaz de Molina, en su ensayo sobre la oligarquía argentina, tras una cita del diario El Porvenir de 1889, afirma: “Se refería El Porvenir al vicegobernador don Eleázar Garzón, elemento incondicional del roqui-juarismo, apodado en Córdoba de Botón Bumbula, por su baja estatura y nalgas voluminosas”. El dato final es un poco incómodo, sobre todo para portarlo, como el apodo, venido siempre de los opositores. Pero nos recuerda que “bumbula”, también en quichua santiagueño, designa a unas hormigas culonas que dan qué pensar. 

No es para mofarnos que escribimos esto, sino para establecer hechos. La posteridad también hereda mofas.

Sin embargo, otras fuentes primarias abonan la teoría de que hubo más de un “Botón Bumbula” en la ciudad. Los Garzón, familia bien católica y conservadora, originaria de Galicia, llenó de nombres de calles e instituciones la vida cordobesa. 

Eleázar era hermano de Tomás Garzón, quien fue diputado nacional, presidente del Consejo Municipal y Ministro de Hacienda, durante cuya gestión, bajo el gobierno de José Antonio Álvarez, se fundó el Banco de la Provincia de Córdoba. Hijo de Tomás fue Félix T. Garzón, gobernador, cuya mansión es hoy el museo Genaro Pérez, y durante cuyo gobierno (1910-1913) se fundó el Conservatorio Provincial que lleva su nombre. Fue a la vez yerno de su tío Eleazar, y la familia dio ramas, entre ellas de Garzón Maceda y Garzón Agulla, con muchos frutos destacados de la vida pública. Sin embargo, es a la generación de Eleazar y Tomás que apostrofa el diario La Carcajada, cuando en 1871: “…No es una razón para decir que la exposición está triste ni que no se siente un movimiento en la ciudad de los botón bumbulas.” Habla de la Exposición de 1871, hito producido por Sarmiento.

No se merece don Eleázar, este desprecio.

Quiénes & Porqué / Fuente: Wikipedia / Cba24 / Alfil

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