EL BALANCE NEGATIVO DE MACRI

Opinión:
Lo números me dicen que no les crea




Por Walter R. Quinteros


Ya está, la gestión de Cambiemos entró en la recta final y, los últimos días de Mauricio Macri siguen por el mismo camino de sus cuatro años de gobierno, aumento tras aumento. 

Aquel congelamiento de las naftas, una medida puramente electoral, se nos volvió como un boomerang y se registran abultadas subas semanales.

El desfasaje del valor del combustible llevó al gobierno a que aplique nuevas subas que están rondando el 5%, y a ese porcentaje lo veremos en las góndolas y por consiguiente en la inflación, que cada vez está más cerca de los 58 puntos anuales. 

Con los combustibles, habrá un aumento notorio en las prepagas, que acumulan un 60% anual. Y las cadenas de supermercados ya remarcaron los alimentos en torno a los 15 puntos y, en los próximos días, podría repetirse la operación.

No funcionó el sistema "Precios Cuidados", el que si funcionó es el "Cuidado con los precios"

Para colmo, la administración de Macri había dejado para principios del año entrante algunos incrementos en los servicios públicos. 

Recordemos que durante los meses de verano se deberá abonar la diferencia del consumo de invierno con relación al gas, que había sido postergado para esta fecha.

Pero hablemos de PBI

El Producto Bruto Interno es una magnitud macroeconómica que expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final de un país o región durante un período determinado, normalmente de un año o trimestrales.

También se define el PBI como "una medida agregada de producción igual a la suma de los valores brutos agregados de todas las unidades residentes e institucionales dedicadas a la producción y los servicios (más impuestos y menos subsidios, sobre productos no incluidos en el valor de sus productos). productos". 

Una publicación del FMI establece que "el PBI mide el valor monetario de los bienes y servicios finales, que son comprados por el usuario final, producidos en un país en un período de tiempo determinado (por ejemplo, un trimestre o un año )".

Su cálculo se encuadra dentro de la contabilidad nacional. Para su estimación, se emplean varios enfoques complementarios. Tras el pertinente ajuste de los resultados obtenidos, en forma parcial, resulta incluida en su cálculo la economía sumergida.

La economía sumergida es la actividad económica no declarada que escapa al control de la Administración y de las estadísticas oficiales.

No obstante, existen limitaciones a su uso, además de los mencionados ajustes necesarios para la economía sumergida, el impacto social o ecológico de diversas actividades puede ser importante para lo que se esté estudiando, y puede no estar contemplado en el PBI. 

Existen entonces diversas medidas alternativas al PIB que pueden ser útiles para determinadas comparaciones.

Entre 2015 y 2019 la deuda trepó del 52 al 81 por ciento del PBI. 

También hubo un importante cambio de su composición a favor de deuda nominada en dólares, de corto plazo, protegida por tribunales extranjeros y con no residentes. 

El dato más acuciante son los pagos que se debe afrontar en el corto plazo. Según un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), entre enero y junio de 2020 el Tesoro Nacional deberá cancelar vencimientos por la friolera de 45 mil millones de dólares. 

De ese total, 26 mil millones están nominados en moneda nacional (57%) y 19 mil millones en moneda extranjera (42%). Excluyendo la deuda intra Estado, los vencimientos ascienden a 24 mil millones de dólares, con la mitad nominada en moneda dura.

La moneda dura, es un cheque emitido por un banco por un valor específico, generalmente en una moneda dura, a requerimiento de una persona que lo adquiere para si misma. Sirve como medio de pago en cualquier país. Su emisión y uso se encuentran sujetos a regulaciones específicas. Se cambia libremente y cuyo valor no se depreciará en el futuro previsible. Las monedas duras suelen contar con una demanda elevada y su tipo de cambio tiende a aumentar debido a su alta demanda con respecto a su oferta.

En el mediano plazo la situación no mejora. Los vencimientos de la deuda alcanzan los 200 mil millones de dólares entre 2020 y 2023. Durante los primeros dos años se observan vencimientos en moneda extranjera por 30 mil millones por año y en los últimos dos por más de 40 mil millones de dólares anuales (47 mil millones en 2022 y 43 mil millones en 2023). En resumen, el 75% de los desembolsos a realizarse entre 2020 y 2023 están nominados en moneda extranjera, unos USD 152 mil millones. 

Con este escenario, queda claro que la reestructuración o reperfilamiento, como le guste decir, de la deuda es inevitable.

En lo que refiere a la composición de la deuda, se puede ver que los pasivos nominados en moneda extranjera se incrementaron en 87 mil millones de dólares (+54%) mientras que los nominados en pesos cayeron en 13 mil millones (-18 por ciento) entre 2015 y el 2019. 

Este dato supone una complicación adicional por las dificultades estructurales que padece la Argentina para acceder a los dólares.

De la misma forma, la deuda protegida por tribunales extranjeros creció en 76.500 millones de dólares (+116 por ciento) desde 2015, según detalla la Undav. En cambio, la deuda protegida por tribunales locales se mantuvo constante. Apenas retrocedió un 0,1 por ciento, una caída de 300 millones de dólares. Si se toma en cuenta la experiencia traumática que vivió la Argentina en los tribunales del juez Thomas Griesa por la presión de los fondos buitres queda claro que no pudo aprender de sus errores.

La deuda con privados creció un 95 por ciento, es decir, se duplicó. En 2015 rondaban los 74 mil millones de dólares y en el segundo trimestre del 2019 ya sumaba unos 144 mil millones. El crecimiento de la deuda con organismos financieros internacionales también encendió las alarmas. El aumento con organismos como el FMI y el BID fue de unos 39 mil millones de dólares, un 135 por ciento más que en 2015. En dicho año la deuda con dichos organismos alcanzaba los 29 mil millones de dólares y ascendió a 68 mil millones en junio del 2019. A su vez, la deuda con no residentes (deuda externa) creció 163 por ciento en estos últimos 4 años, nada menos que 104 mil millones de dólares. En cambio, la deuda interna apenas creció en 8 mil millones de dólares, un alza del 5 por ciento.

Además, el ratio deuda pública sobre exportaciones no dejó de crecer desde el 2015 a la fecha, evidenciando que el aumento de las exportaciones no logró compensar el crecimiento exponencial de la deuda; el cual paso de ser del 212% en 2015 hasta situarse en 335% en el 2019, 122 puntos porcentuales en apenas 4 años, otro indicador que deja en evidencia la dificultad para pagar.

Por otro lado, mientras el gasto primario cayó un 30 por ciento desde 2015, dato que fue celebrado en reiteradas ocasiones por el gobierno de Mauricio Macri, el peso de los intereses de la deuda pasó del 5,5 por ciento sobre dicho gasto a representar el 20 por ciento en 2019. 

“En el 2020 de no existir un reperfilamiento de los mismos podrían incluso continuar escalando. Aquí es donde se pone claramente en evidencia la disyuntiva entre deuda y capacidad del Estado para hacer política pública”, advierte la Undav.

Según el INDEC, la deuda ahora totaliza 283.567 millones de dólares. 

El salto del último año se debe especialmente al préstamo del FMI.
En los últimos tres años y medio, la deuda externa bruta –pública y privada– aumentó en u$s112.942 millones con relación a diciembre de 2015, cuando sumaba 170.625 millones, un incremento del 66 por ciento.

El aumento del endeudamiento externo fue constante a lo largo de todo el período. De los u$s170.625 millones a fines de 2015, subió a u$s181.170 millones a diciembre de 2016, cerró 2017 con u$s234.549 millones y en 2018 finalizó en 277.932 millones.

En los últimos doce meses, la deuda externa bruta se incrementó en 22.091 millones de dólares. Ese aumento obedeció principalmente a préstamos contraídos por el Gobierno Nacional, como los desembolsos del FMI, y en menor medida del Banco Central.

Si a la deuda externa pública se le suma la contraída en moneda nacional, el endeudamiento público superaría los u$s350.000 millones, equivalente a un PBI. Ahora una parte de esa deuda está reperfilada, según informó el diario Clarín.

En síntesis, quedan pocos días para la administración de Macri, y del mismo modo que lo dije en mi programa por Radio Esperanza, de esta ciudad, el 28 de diciembre del 2017, y en relación a que el Jefe de Gabinete de Ministros Marcos Peña; el entonces presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, y los exministros de Hacienda, Nicolás Dujovne; y de Finanzas, Luis Caputo, en una conferencia de prensa en la Casa Rosada, nos pronosticaban una inflación del 16% para el 2018. "Los números me dicen que no les crea", dije.

Walter R. Quinteros / Quiénes & Porqué / Con información de: Wikipedia, Página 12, Clarín, IProfesional, mimi.hu, LA NACIÓN e INDEC

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