ARA SAN JUAN, LOS IMPUTADOS


Imputaron a tres integrantes de la Armada por la tragedia del ARA San Juan

La jueza Marta Yáñez indagará a los ex uniformados los días 22, 23 y 24 de octubre por el delito de “incumplimiento de deberes de funcionario público".






Como ya publicó Infobae, las órdenes de operaciones que pesaban sobre el ARA San Juan estaban divididas en cuatro fases.

La primera consistía en llegar hasta la Base Naval de Ushuaia, realizando patrulla submarina.

La segunda era una estadía en esa base.

La tercera, un ejercicio conjunto de ataque y posterior patrulla del mar.

La cuarta (realizar tareas de inteligencia sobre pesca ilegal, y posiciones de aviones y naves inglesas que operan bajo las ordenes de “gobernación Malvinas) nunca se concretó.

Según reconstruyó la Comisión Bicameral, el hundimiento de la nave ocurrió mientras desarrollaba la tercera etapa.

Según el trabajo de diputados y senadores, “eran las 10 de la noche del 14 de noviembre de 2017 cuando desde el ARA San Juan se realizó una comunicación de alta frecuencia al Comando de la Fuerza de Submarinos”.

Fue para informar que “estaba navegando normalmente, que iba a inmersión a plano profundo y que la próxima comunicación sería dentro de las próximas 48 horas”.

Sin embargo, a las 23:42, Fernando Villarreal, el jefe de Operaciones del buque, llamó al celular personal del jefe de Operaciones del Comando de la Fuerza de Submarinos, Hugo Miguel Correa. Le dijo que estaban en superficie porque acababan de tener un principio de incendio, pero que ya estaba controlado.

En la conversación, según la documentación aportada a la Bicameral y al juzgado de la jueza Yáñez, “Villarreal explicó que podría haberse producido por la entrada de agua por el sistema de ventilación. Pese a decirle que estaba bajo control, le consultó a Correa dónde estaban los buques de la flota por si necesitaban ser rescatados”.

Mientras esto sucedía, el capitán del submarino, Pedro Fernández, enfrentaba un temporal con olas superiores a los siete metros de altura.

Para la magistrada resultaría evidente que Correa no percibió la gravedad de lo que estaba sucediendo ya que respondió que el resto de la flota “estaban a 20 o 24 horas de navegación”.

Según declararon expertos tanto en sede judicial como en la Comisión Bicameral, ese tiempo se podría haber reducido a un máximo de 10 o 12 horas si el capitán de fragata Correa hubiese advertido que era necesario tomar medidas urgentes.

Exactamente 28 minutos después, es decir, en los primeros minutos del 15 de noviembre de 2017, Villarreal volvió a llamar a Correa. Actualizó la posición del submarino por GPS. Correa, por su parte, le pidió que estuviese atento porque en un rato iba a llamarlo el comandante de la Fuerza de Submarinos, Villamide.

Esto sucedió a las 00:58. Fue allí cuando el capitán del submarino le dijo a su superior que estaban navegando en superficie porque habían tenido un cortocircuito en las baterías de proa con principio de incendio, probablemente ocasionado por la filtración de agua de mar.

Villamide declaró en la causa que en ese momento le ordenó cancelar la patrulla y emprender la derrota –el regreso– hacia la base naval de Mar del Plata.

El capitán Fernández le respondió que lo iba a hacer cuando volviera a inmersión. En ese momento estaba reponiendo aire y alejándose de la costa por el fenomenal temporal, que maltrataba a la nave.

El siguiente mensaje fue “por datos”, a través del sistema Tonina. Decía: "Ingreso de agua de mar por sistema de ventilación al tanque de baterías N° 3 ocasionó cortocircuito y principio de incendio en el balcón de barras de baterías. Baterías proa fuera de servicio. Al momento en inmersión propulsando con circuito dividido”; también aclaró que el principio de incendio había sido controlado y que no había novedades en la tropa, es decir que no había heridos.

A las 7:19, Villarreal volvió a llamar a Correa. Le preguntó si habían recibido el mensaje y le anunció que iban a abandonar la patrulla y los ejercicios. Volvían directamente a Mar del Plata. También le dijo que estaban cansados, que iban a bajar para poder descansar y revisar las baterías.

No hubo otra comunicación. A las 10:51, la Organización para la Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBTO), que tiene su sede en Viena, informó la existencia de un evento hidroacústico anómalo.

Era la implosión del ARA San Juan.

El resto ya es conocido. Un año después se encontraron los restos del submarino a 900 metros de profundidad.

“La prueba colectada durante la presente investigación no arroja dudas de que dicho evento hidroacústico se produce con motivo del colapso estructural del submarino ARA San Juan", escribieron en su dictamen los integrantes de la Bicameral.

Pudo haber cambiado el destino de los 44 tripulantes si Correa y Villamide tomaban otras decisiones. Si daban otro tipo de directivas, si prohibían la inmersión del ARA San Juan, a la espera de la llegada de los buques de la flota que habían realizado tareas de adiestramiento juntos a pesar del temporal y el mal tiempo.

Quizás a partir de la decisión de la jueza, algunas de estas preguntas tengan respuesta para los dolientes que lloran a sus seres queridos sepultados en el océano.

Fuente: Infobae


Comentarios