SE VIENE LA HUELGA DE LOS ALUMNITOS

OPINIÓN

¿Y qué pasa si esto sucede?

Por Walter R. Quinteros

A ver, si el derecho a la huelga es el derecho de los trabajadores a suspender, en forma conjunta, las tareas laborales, por un tiempo determinado, con el fin de obtener mejores condiciones de trabajo o gremiales. Y, si el artículo 14 bis de la Constitución de la Nación Argentina establece el derecho del trabajador a tener una organización sindical libre y democrática. El derecho a la libertad sindical es de gran importancia entre los derechos laborales y entre otros aspectos incluye el derecho de los sindicatos a la huelga.

Lo llevemos al ámbito educativo: ¿Y el derecho de los alumnitos?

¿Los alumnos pierden su educación escolar?

Hagamos historia: El 16 de julio de 1918, en el diario católico La Acción, de la ciudad de Paraná, se informaba que el día anterior se había presentado en ese medio una delegación de alumnos de la Escuela Práctica Nacional de Agricultura “Las Delicias” para anunciar que se encontraban en huelga debido a la mala alimentación que recibían en el establecimiento. Aunque los jóvenes habían presentado la queja correspondiente al director, la respuesta obtenida no fue satisfactoria y, en consecuencia, se dispusieron a actuar. De esta forma, los alumnos en condición de internos se retiraron del establecimiento y recorrieron a pie los 30 km que los separaban de la ciudad capital para hacer visible su pliego de reivindicaciones que incluía, también, mejoras en la enseñanza y en las condiciones de la vida cotidiana escolar. 

Pero eran internos desatendidos, me dirá usted. ¿Y antes de eso? ¿Y cuándo después y por qué?

Habría que seguir indagando en la red. Haciendo memoria. Separando a los estudiantes de la secundaria que actuaban por órdenes políticas y etcéteras.

Pero, ¿se imagina a una huelga de pequeñitos porque los maestros no enseñan? ¿Porque faltan más los docentes que los alumnos?

¿Dónde los derechos de los alumnitos de la primaria?

Leyendo un artículo de Edgardo Zablotsky, que es miembro de la Academia Nacional de Educación y Rector de la Universidad del CEMA, dice que los niños no pueden hacer huelga ni protestar por su derecho a aprender. Y, que si los adultos no priorizamos su educación, en pocos años muchos de ellos dependerán de planes sociales y vivirán atrapados en un ciclo de pobreza. Contundente.

¿Cómo lograr algo aparentemente tan elemental como que los niños puedan concurrir a la escuela, sino con la declaración de la educación como una actividad esencial? 

Pero eso, por sí solo, no alcanza.

Se sabe que en agosto del año pasado, la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto de ley —añade Zablotsky—, presentado por el titular de la Comisión de Educación, Alejandro Finocchiaro, que declara a la educación como un servicio estratégico esencial y obliga a las escuelas a abrir los días de paro y contar con una guardia mínima de personal que garantice el derecho a la educación de los niños y adolescentes. Entre otros puntos, el proyecto estipula que el 30% del personal de la escuela deberá permanecer en sus puestos durante los dos primeros días de la medida de fuerza, para garantizar la continuidad de las clases. Si el paro se prolonga por más de dos días, este porcentaje se incrementará al 50%.

Si bien la aprobación del proyecto constituye un avance, es insuficiente para defender el derecho a la educación de los niños y jóvenes que asisten a escuelas de gestión pública, mayormente afectados por los paros docentes.

¿Y eso es desarrollar un aprendizaje con normalidad? 

Sumemos los problemas del hogar que estos niñitos tambien traen en su mochilita.

Por eso pido que pensemos en los niños; Es imprescindible exigir una mayor asistencia docente, como lo estipulaba, por ejemplo, el DNU del gobierno nacional de diciembre de 2023. En su artículo 97, inciso f, que definía la educación como uno de los servicios esenciales, y explicitaba que: "En lo que respecta a la prestación de servicios mínimos, en el caso de los servicios esenciales, en ningún caso podrá negociar o imponer las partes una cobertura menor al 75% de la prestación normal del servicio de que se tratare".

De la media sanción en Diputados, ahora es necesario que el Senado, en su rol de Cámara Revisora, apruebe el proyecto de ley.

Repito, pensemos en nuestros alumnitos, a ellos nos debemos y no podemos mirar para otro lado cuando estamos formando personitas. 

En mi caso particular, y consta en actas, no recuerdo haber faltado a clase por paro Docente, allá en los años sesenta. Una vez, cuando iba a cuarto grado, nos sorprendió una maestra suplente en reemplazo de nuestra maestra titular. Esta nueva señorita, era más bonita, más buenita, más jovencita, sonreía, nos tenía paciencia, y cero reglazos en las cabezas piojosas como correctivo. Para que no hagamos huelga los pequeños trabajadores del lápiz, nos contó que nuestra señorita titular había tenido un bebé y, en consecuencia, cada uno de nosotros teníamos que escribirle una cartita felicitándola por tan grato acontecimiento.

Les puedo asegurar que no se qué ha pasado, pero antes, daba gusto ir a la escuela.

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