CULTURA
"Hace usted muy mal, señora de los ojos color septiembre, en disfrutar del martirio inmenso en que somete a mi alma enamorada"
Por Walter R. Quinteros
Muy querida mía
Hace usted muy mal, señora de los ojos color septiembre, en disfrutar del martirio inmenso en que somete a mi alma enamorada.
La sabia naturaleza, no la adornó a usted, como la mujer más linda del mundo, para que se convierta en un instrumento atroz que me cause extraños e incomprensibles suplicios por su tajante rechazo.
No me tiene usted en cuenta, a pesar que la admiro y que además, con sus ingratos y crueles desdenes, ni siquiera le interesa mi profundo dolor.
No, no sabe usted, de sus triunfos por predilecta y por hermosa y, por ser la reina absoluta de mis afectos, que se rinden como vasallos sumisos ante su tamaña belleza.
No sabe usted, que en cada uno de sus triunfos con su cetro de reina, deshace los sueños que germinan al calor de su mirada en mi alma, que, en silencio, le da a usted, todo, pero todo mi inmenso cariño.
¡Ah! perversa señora de los ojos color septiembre, si quiere alfombrar su paso con estas letras que ahora le regalo, si quiere por corona en su cabeza esta prosa, si le halagan los aromas de la eterna adoración de este humilde esclavo suyo, no olvide que debe despejarse de esa crueldad soberana conque usted me trata.
( PASEN Y VEAN / Dibujo: Ángel Boligán)
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