¡MIRÁ PA' CÁ, BOBO! (SEGUNDA PARTE)

OPINIÓN

Lo que habitualmente no hace la policía ante un ataque narco, lo hace aquella madrugada

Por Osvaldo Bazán

Previously on El Sol: Por azar, el teléfono de un integrante de Los Monos (Maximiliano “Cachete Díaz”) cae en la justicia. Así se descubre que éstos se relacionaban con un capo del juego clandestino en Santa Fe (Leonardo Peiti), que le pagaba a la justicia (Nicolás Ugolini, el fiscal Gustavo Ponce Asahad y el jefe de los fiscales de Rosario (Patricio Serjal) para que les informara (tanto al quinielero como a los narcotraficantes) cualquier acción en su contra. Los funcionarios judiciales y el jefe del juego clandestino respondían y tenían cobertura del senador provincial peronista Armando Traferri.

Nunca sabremos por qué Juan Cruz Vitali, en aquella madrugada del 12 de mayo de 2019, en lugar de detenerse en el control de alcoholemia de la Avenida San Lorenzo, en Capitán Bermúdez -una ciudad de 30.000 habitantes entre Rosario y San Lorenzo-, embistió los conos, aceleró y se fue.

¿Había tomado unas copas de más y se asustó?

¿Se puso nervioso por alguna contravención previa?

No hay manera de saberlo.

Lo que habitualmente no hace la policía ante un ataque narco, lo hace aquella madrugada: persigue con su móvil a Juan Cruz que, asustado, se escapa hacia la casa de sus tíos, a pocas cuadras de allí. Estaciona, se baja y es el final de su vida. Desde atrás, lo sigue de a pie el comisario Sergio Di Franco que sin voz de alto ni nada, a pocos metros, mata al muchacho de 23 años con dos tiros.

Uno le impacta en la nuca.

Cae en el acto.

¿Su delito?

Eludir un control de alcoholemia.

En principio, un caso más de gatillo fácil.

Maldita policía santafesina.

Pero todo se complica.

Dos años después, en mayo del ’21, fueron imputados el entonces Jefe de la Unidad Regional XVII San Lorenzo, Gonzalo “Chino” Paz; el jefe de Plana Mayor, Gustavo Spoleti y Jorge Quintana, el jefe de Criminalística por haber trabajado para cambiar las pruebas y hacer que la muerte de Juan Cruz sea calificada como “accidente”, salvando así al Comisario Sergio Di Franco.

Parece que accidentalmente, la nuca de Juan Cruz se encontró con la bala del comisario.

El comisario Gustavo Spoleti le pide al ya conocido por todos ustedes, senador Armando “Pipi” Traferri (también de San Lorenzo) el contacto con el también ya conocido por todos ustedes Fiscal Adjunto Gustavo Ponce Asahad, y a través de él, al también ya conocido por todos ustedes, Jefe de Fiscales de Rosario, Patricio Serjal. Los tres acusados de cobrar del juego ilegal y el narcotráfico.

Rápido Spoleti se comunicó con Asahad por wasap: “Hola, soy el comisario Spoleti, me pasó su teléfono el Pipi para hablar cinco minutos. Cuando usted me diga voy para allá”.

Intentando hacer zafar a Di Franco, Spoleti le cuenta a su superior, el Chino Paz: “Hablé con Carlos P., no prometió nada, pero es buena onda”.

No sería grave si no fuera que Carlos P., quien se mostró “buena onda” ante un ilegal pedido policial, es el juez Carlos Pareto.

Sí, un policía le pide ayuda a un senador y a un juez para que cambiar las pruebas de un asesinato. Mientras tanto, y como según parece no era tan grave que el Comisario Di Franco, el asesino, anduviese libre por ahí, la fiscal sanlorencina Melisa Serena le dio la domiciliaria.

Los audios entre Serena y Ugolini son dignos de la serie Peaky Blinders.

O de Rambito y Rambón.

Conseguido el objetivo, ya con Di Franco libre, el jefe de la Unidad San Lorenzo, Gonzalo “Chino” Paz llama a Spoleti y, como contó el periodista Hernán Lascano en el diario La Capital, muy de cuerpito gentil le dijo a su colega: “Excelente hermano, agradécele a todos, al senador y a Paul”.

El senador, lo habrán intuido, es el ínclito Pipi Traferri.

Paul es Paul Krupnik, defensor del policía asesino; de la esposa de Esteban Alvarado (el líder narco que compite con Los Monos y que el viernes intentó escaparse de Ezeiza en helicóptero) y del propio Spoleti, en un caso de 2019 de enriquecimiento ilícito ligado a Alvarado, en donde los fiscales, además, encontraron que el hermano de Sergio Di Franco (el policía asesino), Cristian “Chamuyo” Di Franco, subjefe de la comisaría de Carcarañá -otra localidad santafesina del departamento San Lorenzo-, entraba en el sistema del registro automotor para pasarle información a Alvarado, el capo narco.

Spoleti estuvo a cargo de la seccional 2ª de Capitán Bermúdez, después fue Jefe de Inteligencia de Drogas Peligrosas de la Unidad Regional II (Rosario) y de ahí, como varios de los que son apartados, terminó en San Lorenzo, la tierra de Traferri, como Jefe de Agrupación de Unidades Especiales.

En el ’18, en una causa donde terminaron condenados Guille Cantero y Jorge Chamorro -los jefes de Los Monos- su nombre ya había aparecido. En el celular de Chamorro apareció el mensaje: “Voy a ver una casita y hablar con Spoleti que es el jefe de San Lorenzo”.

El narcotraficante hablaba con el comisario apadrinado por el senador. ¿Qué puede malir sal?

Hay más datos sobre el fuerte romance entre el policía ligado al narcotráfico y el senador Pipi: el 3 de mayo del ’19 -según contó el periodista Agustín Lago en Infobae– Spoleti le manda un wasap a un empleado municipal de San Lorenzo avisándole que tenía filmadas a dos personas sacando un cartel de Traferri y poniendo en su lugar uno del intendente Raimundo, radical del Frente Progresista.

“O vuelven a poner el de Traferri o van presos”, amenazó Spoleti a su interlocutor demostrando que cuando hay amor no hay pudor.

Así como la semana pasada se contó la relación del capo del juego clandestino Leonardo Peiti con Traferri, hay más.

El otro “rey del juego” de la provincia era David Perona, muerto por covid. La declaración de su viuda, Lorena Córdoba, ante los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra fue otro enorme ventilador de caca: “David me dijo que lo habían llamado para reunir más o menos ocho millones, nueve millones para poder entregar a la campaña de Traferri”. Dijo además que su marido le exigía que fuera fiscal en las elecciones “para saber y tener datos de quién iba ganando y se lo iba mandando a ellos”, al grupo de Traferri. ¿Qué harían con esa información en vivo mientras estaban ocurriendo las elecciones? ¿Fraude?

En este mismo juicio se imputó tanto a Peiti como al famoso ex piloto de Fórmula 1 Oscar Poppy Larrauri, gloria deportiva nacional, que llegó a ser concejal peronista en Rosario de la mano de… ¿adivinan? ¡El Pipi Traferri!

Peiti y Larrauri, amigos y vecinos, se saludaban desde sus ventanas, en sendas mansiones del Golf Club de Fisherton. El ex piloto fue imputado como partícipe primario de lavado de activos del juego ilegal.

Por todas estas cosas es que los fiscales Edery y Schiappa Pietra pidieron interrogar al Pipi.

Y ahí empezó un partido que aún no terminó. Los Fiscales intentando que el Pipi vaya a una audiencia y conteste preguntas versus La “Justicia” y El Senado Santafesino, procurando salvarlo a como dé lugar.

Así va el marcador hasta ahora:

-Los fiscales en diciembre de 2020 muestran a los senadores santafesinos los pruebas que tienen para pedir que desafueren al Pipi.

Punto para los fiscales.

-Sólo seis senadores, todos peronistas de Perotti, votan a favor del desafuero. Siete senadores peronistas y cinco radicales votaron en contra.

Punto para Traferri.

-Los fiscales plantean la inconstitucionalidad del artículo 27 del Código de Procesal Penal, que impide convocar a un senador a una audiencia imputativa. Sí, adivinaron, quienes pusieron el artículo 27 fueron los senadores.

Punto para los fiscales.

-A principios del 2021 la jueza Eleonora Verón rechaza el planteo de los fiscales.

Punto para Traferri.

-El Juez de la Cámara de Apelaciones de Rosario, José Luis Mascali declara la inconstitucionalidad del artículo 27, desconoce la decisión de la jueza Verón y Traferri es citado a audiencia imputativa.

Punto para los fiscales.

-El senador no se presenta porque el fallo estaba apelado.

Punto para Traferri.

-El senado santafesino nombra al Pipi Traferri como representante ante la Junta provincial de Seguridad.

Punto para Traferri.

-El fiscal Edery declara a “AireDigital” de Santa Fe: “Lo de la junta es una burla del senado a la sociedad que reclama a gritos seguridad. (A Traferri lo banca) su club de amigos que incluye a los radicales, que lo apoyaron en el pedido de desafuero”.

Punto para los fiscales.

-Por esas declaraciones, nada menos que el Presidente de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Rafael Gutiérrez denuncia… ¡al fiscal Edery! (Gutiérrez, amiguísimo del Pipi, ocho veces presidente de la Corte Suprema de la provincia, 20 años cortesano, no sólo no apoya a uno de los fiscales mas valientes en la lucha contra el narcotráfico, quien junto con Schiappa Pietra consiguió meter tras las rejas, por ejemplo, a Los Monos y a Alvarado, sino que ¡lo denuncia! Y como acá también todo queda en familia, el secretario legislativo de la Cámara de Senadores de Santa Fe es Rafael Esteban Gutiérrez, sí, el hijo de. Hay que decir que no hay choque de poderes en la provincia. El chico Gutiérrez es hijo de un poder y secretario de otro). Como la manzana podrida pudre al cajón, nada menos que el Colegio de Magistrados y Funcionarios Judiciales de la provincia, en lugar de apoyar al valiente fiscal, salió a defender al presidente de la Corte, que es como decir sostener al senador que cubre los ilícitos. Y como cuando un cajón está podrido, toda la partida viene con olor, el Sindicato de Trabajadores Judiciales de la provincia le envió una nota al Fiscal General Jorge Baclini chupando expresamente y con fruición tan judiciales medias: “Entendemos que ni usted ni el propio Dr. Rafael Gutiérrez merecen tal descrédito”, dijeron, con la garganta llena de zoquetes. Es en este clima, con la Corte Suprema y el Sindicato de Trabajadores en contra, hacen su tarea los fiscales que metieron presos a Los Monos y a Alvarado.

Punto de oro para Traferri.

-Por cinco votos a uno, la Corte Suprema -como ya había hecho el Senado- blinda al Pipi, determinado que no puede siquiera ser citado a declarar. Porque coso.

Punto para Traferri.

-La causa no cerró. En estos momentos hay un planteo ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Punto para los fiscales.

En el medio, todo tipo de papelones del Senado.

Por ejemplo, el intento del senador Joaquín Gramajo, peronista pero del Frente Progresista, también íntimo del Pipi, que intentó usar una información falsa para desacreditar a los fiscales. No lo consiguió y ahora golpea la puerta de Miguel Ángel Pichetto gestionando entrar en Cambiemos que debería cuidarse bien también de los propios, como en el caso del senador Hugo Rasetto, (acusado de malversar dinero público y de recibir también plata del juego clandestino) que aspiró a presentarse, sin éxito, como candidato a gobernador por Cambiemos.

No casualmente Rasetto votó en contra del desafuero del Pipi.

Haciendo juego con el desprestigio del Senado, su presidenta, la vicegobernadora Alejandra Rodenas no se queda atrás. Ahijada política del Pipi -quien la ubicó en ese lugar-, fue candidata a diputada nacional en la lista con el Jefe de Gabinete Agustín Rossi en las últimas elecciones. Una pena que no ganó porque así el público nacional se perdió de enterarse de las anécdotas más rimbombantes de la ex jueza. No son pocos quienes la recuerdan, pelo al viento de pie sobre una lancha urgente, cual Pamela Anderson en Baywatch cruzando el Paraná en compañía de su esposo, el ministro de Cultura provincial Jorge Llonch, histórico aliado de la Trova Rosarina, y de ¡ups! Paul Krupnik, el abogado del policía de gatillo fácil Di Franco con el que abrió esta nota, del comisario Spoleti y de la esposa del narcotraficante Alvarado.

¿Adónde iba tan rápido? ¿Por qué?

Rodrigo Ortigala, mano derecha del narcotraficante Esteban Alvarado hasta que se descubrió que salía con la esposa de su jefe, contó como arrepentido que Alvarado se escondía en una divina casa quinta en la isla de Charigüé, frente al Monumento a la Bandera en Rosario, pero en jurisdicción de Entre Ríos.

El 5 de diciembre de 2018 comienza el operativo en donde estaba además el policía Pablo Báncora, de la Agencia de Criminalidad Organizada, quien terminó preso por pasar información al grupo que tenía que investigar.

No encuentran a Alvarado ni dinero ni armas en la isla, pero ven llegar rápidamente la lancha de Baywatch ensamblada en el Paraná. Llonch justifica su presencia allí por ser habitual inquilino de esa isla, donde pasa las fiestas.

De cómo se enteraron del operativo o del expediente nunca se supo más nada, pero quedaron algunos detalles: el infiel policía Báncora no informó del arribo de la ex jueza, ex diputada, ahora vicegobernadora, aliada del Jefe de Gabinete Agustín Rossi, presidenta del Senado santafesino y encargada de conseguir los votos para que no desafueren a su jefe el Pipi.

El denostado fiscal Ponce Asahad, después de declarar en la justicia, entrevistado por Hernán Funes de Cadena 3, repite lo dicho en sede judicial: “En ese lugar -la casa del Charigüé- antes del allanamiento el mismo senador Traferri estuvo con militantes juveniles del PJ en la previa de la campaña de Rodenas. Las actas de procedimiento no consignaron la totalidad de los elementos secuestrados”. Y agregó: “La vicegobernadora aun no electa, en plena campaña electoral, llamó en reiteradas veces (al ex fiscal regional Patricio Serjal) amenazándolo con que iban a rodar las cabezas de todos los fiscales de esa operación y (llamó) más de media docena de veces a la jueza entrerriana que había firmado las órdenes de allanamiento. (Serjal) Me llamó por las amenazas y me pidió que hablara con Traferri”.

Rodenas no quería por nada del mundo que trascendiera lo ocurrido en la paradisíaca quinta de la isla.

Meses después, detienen a Alvarado en un camping de Córdoba, el narco intenta tirar al agua su Iphone con tanta mala suerte que queda en la orillita del lago de Embalse Río Tercero. (Sí, no pudo ni tirar el celular al lago a pocos metros pero quiso escapar en helicóptero). Cuando lo inspeccionan se encuentran con un diálogo en Telegram entre Alvarado y su abogado Claudio Tavella: “¡Que me dé una mano la Rodenas!” exige el narco.

Nada nuevo, la vicegobernadora Rodenas, como jueza, ya en 2016 había desestimado una causa contra Alvarado que le habían enviado desde Buenos Aires con constancia de los delitos del narcotraficante, según contó el ex ministro de Seguridad santafesino Maximiliano Pullaro en audiencia judicial. Y en 2017 consiguió archivar una causa por enriquecimiento ilícito contra el policía Spoleti (causa de la que se habla al principio de esta nota). ¿Quién fue el abogado de Spoleti en ese juicio en el que Rodenas fue jueza? Paul Krupnik, el copiloto de la lancha.

“A todos nos duele Rosario. Se le puede ganar al narcotráfico, hay que tener voluntad política”, dijo la semana pasada la vicegobernadora Alejandra Rodenas, en el acto de conmemoración de los 211 años de la bandera, en el Monumento, ahí enfrente de donde tiene su casa quinta litoraleña en donde paraba Alvarado, mientras le duele Rosario quizás a la altura de la conciencia.

Todo lo que ocurre con el narcotráfico en Santa Fe también está teñido -como todos los males del país- de la interna peronista.

Más allá de la enorme responsabilidad de las autoridades nacionales, no habrá gendarmes ni fuerzas armadas que puedan hacer nada si los tres poderes del estado santafesino siguen sin depurarse.

Los intendentes y presidentes comunales elegidos democráticamente en las localidades santafesinas de Puerto General San Martín (Carlos de Grandis), Capitán Bermúdez (Daniel Cinalli), Fray Luis Beltrán (Mariano Cominelli), Carcarañá (Miguel Ángel Vázquez), Ricardone (Juan Carlos Doria), Luis Palacios (Adrián Biyovich), Aldao (Claudia Maceratesi) y Villa Mugueta (María Laura Mozzi) respaldan a Armando Pipi Traferri para que vuelva a ser elegido senador en 2023.

Los habitantes de esas localidades, sabrán si quieren ser co-partícipes de los encubridores del narcotráfico.

El Pipi seguirá digitando la política santafesina si lo siguen votando.

Y el narcotráfico seguirá libre en las calles.



*Realizado con información publicada por periodistas rosarinos y santafesinos y por el trabajo de los fiscales, todos ellos los verdaderos héroes de esta epopeya.

Apariciones estelares en la nota de hoy

Juego Clandestino

Leandro Andrés Peiti

David Perona

Lorena Córdoba viuda de Perona

Oscar “Poppy” Larrauri

Caso Juan Cruz Vitali

Comisario Sergio Di Franco (gatillo fácil)

Gonzalo “El Chino” Paz (comisario, encubridor)

Gustavo Spoleti (comisario, encubridor)

Jorge Quintana (comisario, encubridor)

Melisa Serena (fiscal “dialoguista”)

Paul Krupnik (abogado de Di Franco)

Empleado Judicial Nelson Ugolini (encubridor)

Fiscal Gustavo Ponce Asahad (encubridor)

Jefe de Fiscales Patricio Serjal (encubridor)

Fiscales

Matías Edery

Luis Schappa Pietra

Fiscales Vs. Pipi

A favor de los Fiscales

Juez José Luis Mascali

A favor del Pipi

Jueza Eleonora Verón

Senado de Santa Fe

Vicegobernadora Alejandra Rodenas

Presidente Corte Suprema de Santa Fe Rafael Gutiérrez

Corte Suprema de Justicia de Santa Fe

Colegio de Magistrados y Funcionarios Judiciales

Sindicato de Trabajadores Judiciales de la provincia

Senador Joaquín Gramajo.

Hijo del Presidente de la Corte santafesina

Rafael Esteban Gutiérrez, secretario legislativo del Senado santafesino

Caso Esteban Alvarado

Cristian “Chamuyo” Di Franco (comisario, partícipe)

Rodrigo Ortigala (mano derecha, posterior pata de lana, testigo arrepentido)

Policía Pablo Báncora (soplón del narcotráfico, encubridor)

Jorge LLonch (Ministro de Cultura, inquilino de la casa quinta fluvial, esposo de la vicegobernadora)

Claudio Tavella (abogado, cómplice)

Agustín Rossi (Jefe de Gabinete, aliado de la vicegobernadora)

Maximiliano Pullaro (ex ministro de seguridad, denunciante)

Paul Krupnik (abogado de la esposa de Alvarado, copiloto de la lancha)

Amigo de todos

Armando “Pipi” Traferri

Y en el rol de Pamela Anderson

Alejandra Rodenas, vicegobernadora.

(© Osvaldo Bazán / El Sol)

Comentarios