SOCIEDAD
La organización ecologista ha revelado que el Ministerio de Transporte de la Nación ha promovido dos nuevas licitaciones para la compra de 66.000 durmientes de quebrachoSegún la información de Greenpeace Argentina, en los últimos ocho años se han talado más de dos millones de ejemplares de quebracho para ser utilizados como durmientes. Los ecologistas exigen abandonar su uso lo antes posible.
Afirman que a pesar de que se están reemplazando algunos durmientes de madera por hormigón y se ha empezado a comprar durmientes de plástico reciclado, se siguen adquiriendo durmientes de quebracho. Dicen que se trata de una especie vegetal en peligro, que ha sido históricamente sobreexplotada y exigen que el Ministerio de Transporte fije una fecha para abandonar el uso de madera para durmientes.
Sobre las licitaciones en marcha han dicho que una tiene por objeto la compra directa de 30.000 durmientes de quebracho blanco. La otra, destinada al recambio de vías en la Provincia de Santa Fe, incluye la compra de 36.000 durmientes de quebracho.
Los ecologistas se quejan de que en pleno siglo veintiuno, y en medio de una grave crisis climática, sanitaria y de biodiversidad, se sigan talando quebrachos. Dicen también que la compra de durmientes de madera es «ridícula» y constituye «un verdadero crimen».
Dicen que para que se puedan hacer durmientes de los árboles, estos deben desarrollarse en un tiempo calculado entre los 60 y los 80 años. Dicen también que prácticamente se utiliza un árbol por durmiente. Durante las últimas décadas -sostienen- la deforestación y la tala indiscriminada han colocado a la región del Gran Chaco al tope de los índices globales de pérdida de bosques nativos.
Un informe difundido por Greenpeace Argentina advierte que el quebracho colorado, un árbol de gran porte y crecimiento lento, fue declarado en el año 1956 “Árbol Forestal Nacional”, por su importancia ambiental, económica y social. Sin embargo, su explotación intensiva y los desmontes para desarrollo agropecuario llevaron a su estado actual de vulnerabilidad. En la Argentina ha sido categorizado como “en peligro” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
(YRUYA)
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