RAZA, DIVERSIDAD CULTURAL




El Día del Respeto a la Diversidad Cultural es el nombre que recibe en Argentina el 12 de octubre, anteriormente denominado "Día de la raza" y modificado por el Decreto Presidencial 1584/2010 publicado el 3 de noviembre de 2010, firmado por Cristina Fernández de Kirchner. Se lee en Wikipedia.

Dentro de las consideraciones tomadas, se destaca un extracto del citado decreto el cual expresa:
[...] asimismo, se modifica la denominación del feriado del día 12 de octubre, queriendo destacar y rememorara las muertes de los pueblos originarios y dotando a dicha fecha de un significado acorde al valor que asigna nuestra Constitución Nacional y diversos tratados y declaraciones de derechos humanos a la diversidad étnica y cultural de todos los pueblos.
Decreto 1584/2010

El 12 de octubre se conmemora en recuerdo al momento histórico en que personas de Europa occidental llegaron por primera vez al continente. Desde el año 1917, por Decreto del entonces Presidente de la Nación, se recordó esta fecha bajo el nombre “Día de la Raza”.

En 2007 el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) presentó un proyecto por el cual se proponía cambiar la denominación de esa fecha por “Día de la Diversidad Cultural Americana”. La iniciativa se concretó por medio del Decreto N° 1584/10. Este cambio radicó en que la división de la humanidad en “razas” carece de validez y que, además, esa categoría constituye una concepción político-social errónea y peyorativa; por lo tanto, su utilización sólo favorece reivindicaciones racistas.

A su vez, el Plan Nacional Contra la Discriminación estableció, entre sus prerrogativas, que el 12 de octubre sea un “día de reflexión histórica y diálogo intercultural”. Esto implica dejar atrás la conmemoración de “la conquista” de América y el proceso que sólo valoró la cultura europea, para dar paso al análisis y a la valoración de la inmensa variedad de culturas que los pueblos indígenas y afrodescendientes han aportado y aportan a la construcción de nuestra identidad.

El antes llamado Día de la Raza es el nombre con el que se denomina la celebración del 12 de octubre en conmemoración del descubrimiento de América por el navegante Cristóbal Colón en 1492.

Se celebra el 12 de octubre en la mayor parte de Hispanoamérica, España y los Estados Unidos entre otros países. Fue creado a partir del siglo XX, inicialmente de forma espontánea y no oficial, para conmemorar una nueva identidad cultural, producto del encuentro y fusión entre los pueblos indígenas de América y los colonizadores españoles, además de la valorización del patrimonio cultural hispanoamericano. 

Aunque el nombre «Día de la Raza» es el más popular en la actualidad, el nombre oficial suele variar de un país a otro: en España es el Día de la Fiesta Nacional o Día de la Hispanidad, en Estados Unidos es Columbus Day o Día de Cristóbal Colón, en Chile y Perú se denomina Día del Encuentro de Dos Mundos, en Argentina recibe el nombre de Día del Respeto a la Diversidad Cultural.

La denominación fue creada por el exministro español Faustino Rodríguez-San Pedro, como presidente de la Unión Ibero-Americana, que en 1913 pensó en una celebración que uniese a España e Iberoamérica, eligiendo para ello el día 12 de octubre.​ 

En 1914 se celebra el 12 de octubre por primera vez como fiesta de la Raza.​ En 1915 pasa a llamarse Día de la Raza:
Es por eso que fue fomentada por la Unión Ibero-Americana, y para cuya realización se propone efectuar activa propaganda en 1913, la de que se conmemore la fecha del descubrimiento de América, en forma que a la vez de homenaje a la memoria del inmortal Cristóbal Colón, sirva para exteriorizar la intimidad espiritual existente entre la Nación descubridora y civilizadora y las formadas en el suelo americano, hoy prósperos Estados.

La Unión celebró por primera vez la «Fiesta de la Raza Española» en 1914 y en 1915 se celebró como «Día de la Raza» en la Casa Argentina de Málaga, y desde 1917 el Ayuntamiento de Madrid asumió la celebración de la «Fiesta de la Raza» en la capital de España. Se transforma en fiesta nacional por ley de Alfonso XIII del 15 de junio de 1918.

En 1917, Hipólito Yrigoyen, presidente de la República Argentina, declaró ese día fiesta nacional.​ Aunque el decreto no le da un nombre específico, la prensa y la costumbre impusieron el de Día de la Raza, «aunque no todos los que allí aplaudíamos la sustancia de la fiesta estábamos de acuerdo con el nombre con que se la designaba», en palabras del periodista argentino Ernesto Mario Barreda.

El nombre Día de la Hispanidad –y el propio vocablo hispanidad– fue propuesto a fines de los años 20 por Mons. Zacarías de Vizcarra (sacerdote español, residente en Buenos Aires) al periodista Ramiro de Maeztu (por entonces, embajador de España en Buenos Aires), ya que consideraba «poco feliz y algo impropia» la denominación Día de la Raza. El nuevo nombre fue paulatinamente reemplazando al antiguo en España​ (no así en América), hasta que el 10 de enero de 1958 es oficializado por decreto de la Presidencia del Gobierno.

El abogado en Derecho Político e Historia Constitucional,  Jorge Alberto Ripani, nos dice que: 

En armonía con los postulados de la Generación del 900, el primer presidente electo de forma democrática, Don Hipólito Yrigoyen (U. C. R.) reconoció a la hispanidad, como elemento aglutinante de la unidad continental americana.

Esta corriente de pensamiento, pone en jaque a los postulados de la Generación del 80. Al positivismo. Al “orden y progreso” de la bandera de Brasil y a la divisa del gobierno del Gral. Roca de “paz y administración”. Los tres intérpretes más gramados de esta nueva generación son el argentino Manuel Baldomero Ugarte, el uruguayo José Enrique Rodó con su “Ariel” que inspiró a las juventudes universitarias que llevaron adelante las reformas y el mexicano José Vasconcelos.

El libro «La Raza Cósmica» de Vasconcelos, va por el mismo sendero que el decreto de “el peludo”. Es decir, para él, el español se «desnaturaliza» y se integra a la nueva geografía. Reconoce un mestizaje y fusión del español con el indio. Y al cristianismo y el idioma castellano como lugares donde anclar la unidad de las por ahora fragmentadas provincias hispanoamericanas. La frase: «por mi raza hablará el espíritu» aparece todavía en los distintivos de varias universidades americanas.

Casi sin solución de continuidad, el aprismo del peruano Victor Raúl Haya de la Torre, retoma este postulado. El joven Haya había encabezado el proceso de reforma universitaria peruana que citaba a la reforma yrigoyenista, se carteaba con los radicales personalistas y había sido discípulo de Vasconcelos, durante su exilio en México. “El Ariel encarnado” como se lo presentó alguna vez, dice por ejemplo que “América latina debe constituir una Federación de Estados”; que de “la unión política de América latina, que conformaría un vasto país de ocho millones de millas cuadradas y, más o menos, noventa millones de habitantes”; y que “Nuestro Partido proviene del gran movimiento cultural de las Universidades Populares, fundadas aquí en 1921, que fueron resultante social de la continental Reforma Universitaria iniciada en 1918 –por la argentina-.”

El justicialismo de Juan Perón, también recupera la tradición hispánica. El 12 de octubre de 1947, pronuncia un discurso donde pone en tela de juicio las construcciones de “paraíso perdido” en el cual se encontrarían los pueblos originarios y la “leyenda negra” de la conquista española. Expresa que “La historia, la religión y el idioma nos sitúan en el mapa de la cultura occidental y latina, a través de su vertiente hispánica, en la que el heroísmo y la nobleza, el ascetismo y la espiritualidad, alcanzan sus más sublimes proporciones. El Día de la Raza, instituido por el Presidente Yrigoyen, perpetúa en magníficos términos el sentido de esta filiación.” Y luego cita a fragmentos del decreto.

Éste decreto de Yrigoyen de 1917, que instituye el 12 de octubre como “Día de la Raza” y declara ese día como “Fiesta Nacional”, prescribe lo siguiente:

“1º. El descubrimiento de América es el acontecimiento más trascendental que haya realizado la humanidad a través de los tiempos, pues todas las renovaciones posteriores derivan de este asombroso suceso, que a la par que amplió los límites de la tierra, abrió insospechados horizontes al espíritu.

2º. Que se debió al genio hispano intensificado con la visión suprema de Colón, efeméride tan portentosa, que no queda suscrita al prodigio del descubrimiento, sino que se consolida con la conquista, empresa ésta tan ardua que no tiene término posible de comparación en los anales de todos los pueblos.

3º. Que la España descubridora y conquistadora volcó sobre el continente enigmático el magnífico valor de sus guerreros, el ardor de sus exploradores, la fe de sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, la labor de sus menestrales, y derramó sus virtudes sobre la inmensa heredad que integra la nación americana.

Por tanto, siendo eminentemente justo consagrar la festividad de la fecha en homenaje a España, progenitora de las naciones a las cuales ha dado con la levadura de su sangre y la armonía de su lengua una herencia inmortal, se declara Fiesta Nacional el 12 de octubre.”

En un reciente artículo, Pablo Yurman enseña que “La principal característica común entre mayas, aztecas e incas fue, además de ser imperialismos que sometían a innumerables pueblos menores, su concepción fatalista de la existencia, que conlleva la nula idea de libertad individual”. La otra característica significativa está constituida por “el fenomenal desprecio por la vida humana, siendo lo más común la antropofagia ritual y la ofrenda a las divinidades de sacrificios humanos, que lejos de constituir una práctica esporádica era algo masivo en todo el continente, siendo prueba de ello las pirámides que para ese macabro fin se construyeron en México y Centroamérica, y también las niñas momificadas por el frío extremo de las alturas halladas hace poco en Salta. ¿Se entiende? Se sacrificaban niños en honor de los ídolos, niños a quienes, en el caso de las momias de Salta, se emborrachaba previamente para que no opusieran resistencia.”

Para concluir, expresamos que entre los extremos que por una parte construyen un “paraíso perdido o un edén” de la etapa precolombina y tildan de “leyenda negra” a la etapa virreinal (las corrientes liberales y la izquierda cosmopolita) y por otra parte los racismos contra los pueblos originarias que por ejemplo, llegan a censurar el proyecto continental de monarquía constitucional Inca de Belgrano, como “la casta de los chocolates… borracha y cubierta de andrajos” (las corrientes de la derecha nacional de patria chica, el fascismo, etc.), nos situamos en una tercera posición. Ésta está fundamentada por el decreto de Yrigoyen y los autores mencionados, entre otros. Pensamos que solo con conciencia de la hispanidad, es posible el continentalismo.

Quiénes & Porqué /"Desembarco de Cristóbal Colón", obra de Dióscoro Puebla

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