SOCIEDAD /
Acaba de morir Diego Armando Maradona
Por Jorge Tisi Baña
Había comprado casi todos los números en la Lotería de la Muerte y era sólo cuestión de tiempo esperar a que saliera alguno.
No era un personaje que me despertara ninguna simpatía, ni respeto, ni admiración, pero es un símbolo de mi época y el es tipo que supo regalarme muchas veces enormes momentos de felicidad. Yo disfruté el fútbol de Maradona. Siempre podré decir que vi jugar a Maradona.
No es un tipo que me haya llenado de orgullo como argentino, pero verlo jugar despertaba emoción, y era, sin dudas el argentino más conocido en todo el mundo.
Nunca olvidaré la carpa de un beduino en el medio del desierto del Sahara con un póster de Diego presidiendo el lugar.
En lo suyo, que es el fútbol, y no la política, ni la dirección técnica, ni la paternidad, fue sin dudas el mejor. No fue un ejemplo de ciudadano, ni de padre, ni de esposo; pero en lo suyo, el fútbol, fue un genio.
Fue un futbolista excepcional. Por eso quiero recordarlo con este excelente poema de Pablo Rozadilla escrito en 2017, conmemorando los 35 años de la Guerra de Malvinas.
Ya sé que fue con la mano
aquel gol a los ingleses…
Se ha visto un montón de veces
la imagen en primer plano,
mostrándolo a ese paisano,
genio, zurdo y morochazo,
en el aire abrirse paso
para ganarle al arquero,
y así estampar el primero
de un pícaro puñetazo.
Para que el mundo lo viera
y se armara el alboroto,
hizo falta ver la foto,
igual que en una cuadrera…
Saltó como una pantera,
quedó colgado de un hilo,
el arquero echó los kilos
pero no pudo llegar,
y el Diez la mandó a guardar,
más veloz que un refusilo.
Después, vivo, festejaba,
relojeando de costado…
El juez ya lo había cobrado
y el línea convalidaba…
Los ingleses protestaban,
rabiosos, exacerbados,
y el morocho iluminado
recibía mil abrazos,
hacia el cielo abrió sus brazos,
la obra había consumado.
Fue con la mano, señores,
como algunas otras cosas,
para nada decorosas
y por supuesto, peores,
que han practicado los Lores
y la Reina de Inglaterra,
un país que aún se aferra
a costumbres bien innatas
como el hábito pirata
de usurpar ajenas tierras.
Pues con la mano empuñaron
los piratas sus espadas,
propinándole estocadas
a los pueblos que mataron.
Con sus tierras se quedaron,
a su gente han explotado,
y con la mano han firmado
leyes infames, perversas,
instaurando por la fuerza,
colonias en todos lados.
Y fue al Sur de la Argentina,
que en mil ocho treinta y tres,
un viejo pirata inglés
se apoderó de Malvinas.
Y aquellas manos ladinas
que nuestra bandera arriaron
después se multiplicaron
en mil nueve ochenta y dos,
y en aquella guerra atroz
nuestra sangre se cobraron.
Tanto daño con la mano
engendró ese reino hostil…
Como activar el misil
que hundió al General Belgrano.
Fue en nombre de esos hermanos,
prisioneros del espanto,
que el morocho se hizo canto,
y su mano fue una brisa
soplándole una sonrisa
a un pueblo que lloró tanto.
Fue con la mano, ya sé,
y que no vale es un cuento,
qué me importa el reglamento
si el adversario es inglés…
Entonces, bendito el Diez,
el Pelusa, el Diego, el Nene,
que Dios de dicha lo llene,
no necesita el perdón,
pues quien le roba a un ladrón
cien años de perdón tiene.
(Pablo Rozadilla)
Que descanse en paz. En esa paz que no tuvo nunca a lo largo de su vida. Seguramente vivirá por siempre en la memoria de quienes lo vimos jugar.
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