EDITORIAL
Todo es dolor
Por Walter R. Quinteros
La Residencia Geriátrica Sarmiento R está ubicada en la ciudad de Bahía Blanca, en su página señalan que tiene otra sucursal en la misma ciudad. "Somos una institución que, desde 2009, se dedica al cuidado y bienestar de adultos mayores, procurando brindarles la atención y contención necesaria a cada uno de nuestros residentes". Señalan y agregan que, "brindan compañía, atención y contención". De eso no nos cabe duda.
Pero como les pasó a todos, nada pudieron hacer ante el desastre natural de tanta agua junta, así, de golpe, que se llevó la vida de varios de sus residentes. No hablamos de la desolación que produce la pérdida de vidas humanas, no hablamos de la desesperación y desconsuelo de las familias. Somos así, a los argentinos nos gusta practicar otro deporte: Mostrar la hilacha.
Nos hemos convertido en una clase de monstruos que aterrorizará a futuras generaciones cuando nos estudien en la Historia. Y con justa razón, porque en vez de llorar a las víctimas, en vez de planificar, de reconstruir, nos lanzamos acusaciones mutuas en este carnaval de ineptos y corruptos de la política. Y empezamos por las obras que nunca hicieron los que gobernaron la provincia de Buenos Aires por tantos años bajo crueles mentiras, y la seguimos con eso.
A todo lo convirtieron en un carnaval de miserias humanas.
Nos salva la gente común, la solidaridad puesta de manifiesto ante tanta desgracia, desde la ayuda mínima personal hasta las ONG y Clubes de fútbol que se empeñan en mandar ayuda, anónima y efectiva, pragmática, y de nuevo, humana. Con la tarea descomunal y coordinada de las Fuerzas Armadas y de Seguridad desplegadas en Bahía Blanca.
El agua frenética se llevó a Margarita, que tenía 87 años, ella murió por hipoxia, asfixia mecánica y ahogamiento por inundación. La retiraron fallecida de la residencia Sarmiento.
También a Perla, que tenía 99 años que murió por las mismas causas.
Y, a Sara, que tenía 101 años.
¿Dónde nuestro minuto de silencio?
Por Nilda, que tenía 82 años y que fue retirada de la Residencia "Abuela Graciana".
Por Estela, que tenía 94 años y que fue retirada de la Residencia "Abuela Graciana".
Por María, que murió por las mismas causas en el domicilio de Leopoldo Marechal N° 2240.
Por Elba, que tenía 90 años y fue retirada de San Salvador N° 235.
Por Sofía, que fue retirada de Guatemala N° 608.
¿Dónde nuestras plegarias?
Por Nelson, que tenía 46 años y fue retirado de la calle en Maestro Piccioli 2400.
Por Rolando, que fue retirado de la Residencia "Atardecer", en Gral. Cerri.
Por Nélida, que tenía 78 años y que fue retirada del Centro de evacuación "Club Sansinena".
Por Ángel, encontrado en un descampado en Ruta Nacional 3 Sur.
Por Anastacia, que fue retirada de la calle en Florencio Sánchez N° 135.
Por Micaela, que su cuerpo fue retirado en Dasso y Brihuega, Ingeniero White.
Por Rubén que era el chofer de la empresa Andreani y era de Viedma, que tenía 44 años y fue el último en estar con las hermanas Delfina y Pilar Hecker cuando las intentó auxiliar.
Por el N.N. que tenía entre 50 y 55 años. Retirado de Costanera Paseo Pescador, Balneario Maldonado.
Por todas las otras personas que siguen lamentablemente desaparecidas. Al cierre de esta nota siguen buscando a las niñitas Delfina y Pilar Hecker, las dos hermanitas de 1 y 5 años, que el agua se llevó. Contando, preguntando quién falta en los hogares. Por eso les pido que hagamos un alto en nuestra tarea cotidiana. Los pensemos, oremos. Los lloremos.
Somos tan pequeños ante una catástrofe. Y tan inútiles para elegir a quienes hagan obras para mitigarlas.
¿A quiénes votamos cuando votamos? ¿Pensamos en eso?
¿Votamos economistas, arquitectos, ingenieros, médicos especialistas?
¿A gente común, como nosotros con algo parecido a tener sentido común?
¿Nos fijamos en eso?
¿En la ficha limpia o la asquerosa y hedionda que nos muestran los políticos?
¿A los que ven un voto en la desgracia?
¿En sus equipos de dudoso Currículum?
¿Votamos charlatanes, elucubradores, caras bonitas? ¿A líderes de qué?
¿A sátrapas con suerte?
Digo con suerte, porque el agua, a ellos nunca se los lleva.
Y va para todos. Porque en Cruz del Eje tenemos un intendente que el cargo, parece, le queda demasiado grande. Lo digo desde la certeza que nada tiene planificado en caso de una catástrofe. Basta para muestra que ni una calle es capaz de mandar a arreglar.
Es hora de que se lo exijamos, para no andar después mostrando las hilachas.
Y para no tener que llorar a nuestra gente.
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