OPINIÓN
Una alternativa posible en el conflicto “mapuche”
El 13 de noviembre de 2014, la RAM declaraba la guerra a la República Argentina y a la República de Chile y reconocía tener capacidad operativa en ambos países, reconociendo la comisión de diversos atentados en ambas naciones1.
Se ha discutido en diversos medios, esta semana, sobre la posibilidad de que las FFAA intervengan en el conflicto “mapuche” y, en particular, sobre si las normas legales avalarían hoy un despliegue militar de esas características.
Prácticamente todos aquellos que fueron consultados, aún Patricia Bullrich, consideraron que era necesaria una nueva legislación para habilitar a las FFAA a enfrentar a la RAM.
Ahora bien, el artículo 2° de la ley 23.554 de Defensa Nacional admite la intervención militar cuando existe una agresión de origen externo. Asimismo, el artículo 28 de la misma ley dispone que “Para el caso de guerra o conflicto armado internacional el Presidente de la Nación podrá establecer teatros de operaciones, delimitando las correspondientes áreas geográficas.”
Según la Real Academia Española, “internacional” significa “perteneciente o relativo a dos o más naciones”. No caben dudas, entonces, de que estamos frente a una agresión que, al menos parcialmente, es de origen externo, siendo la RAM una organización de carácter internacional, por la sencilla razón de que opera en dos países, con un objetivo secesionista. En definitiva, el conflicto claramente es internacional.
Asimismo, cabe destacar que la ley 24.059 de Seguridad Interior, establece en sus artículos 31 y 32 que, si el Presidente de la Nación considera que las fuerzas de seguridad son insuficientes, puede convocar a las FFAA, decretando previamente el estado de sitio, para intervenir en asuntos de seguridad interna.
No obstante lo dicho, cabría preguntarse si existiendo una fuerza de seguridad como la Gendarmería Nacional haría falta la colaboración de las FFAA. La respuesta sólo llegará el día que finalice el mandato del actual gobierno, cómplice y defensor del terrorismo, y que asuman nuevas autoridades con decisión política para resolver el problema.
(© José Lucas Magioncalda / Tribuna de Periodistas)
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